Meditando en esto, recordaba la escena en la que Jesús fue llevado ante Pilato, acusado por los religiosos de la época. Según cita el Evangelio de Juan 18:37-38, dice que al ser interrogado, Cristo dijo:
"...Para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz. Le dijo Pilato: ¿Qué es la verdad?"
Y esta pregunta resuena hasta nuestro días: ¿Qué es la verdad? Para un cristiano la respuesta es automática: Jesús es la Verdad. Pero muchos no comparten esta idea; de hecho, muchos no saben ni quién es Jesucristo, de modo que no pueden tener el concepto de que Él sea la verdad, lo que les lleva a buscar sus propias verdades, aunque para ser más correctos, deberíamos llamar a esas "verdades" por su nombre: Creencias.
Hay un artículo muy interesante sobre esto en el blog de Teosubversión, que me hizo pensar en todo esto. Buscando llegué a la definición de Epistemología en la Wikipedia, donde encontré un dibujo similar a este:
Como cristiano, aplicando esto a la existencia de Dios, y al tema que muchos denominan "religión", entiendo que esa Verdad es Cristo, y por ende, todo no cristiano entenderá la verdad como un "ente", una filosofía, una conducta de vida, cualquier otra cosa distinta. Pero creo que sería vano intentar convencer a nadie en un simple artículo de cual es la Verdad, porque ella no es una variable, sino una constante, que tarde o temprano conoceremos el día que muramos. Si el Espíritu Santo quiere convencer a alguien, lo puede hacer (nosotros podemos colaborar en esta labor, pero no es este el tema que estamos tratando).
Si no podemos actuar sobre la Verdad, debemos actuar sobre la variable: Las Creencias, algo que todos tenemos, incluso los que se confiesan ateos, pues creen en algo, aunque le llamen "Big Bang" o "Teoría Evolutiva". Modificar esas creencias o convicciones sí que está en nuestra mano, y determinarán cuanto grado de verdad conocemos.
Tomando la Biblia como referencia (porque no existen otros manuales que nos hablen de Dios con más fiabilidad que este) podemos recordar las palabras de Jesús citadas al principio del artículo: "Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz" lo que establece una estrecha relación entre confiar en lo que Jesús dice y la verdad misma.
Otras palabras del Maestro muy conocidas nos recuerdan en Juan 8:31-32 que:
"Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres."
Donde Cristo ponía un condicionante para conocer la verdad: Ser sus discípulos, que a su vez venía dado por la permanencia fiel a lo que les había enseñado. El proceso debía dar una evidencia irrefutable de que habían conocido la verdad: La libertad.
Intentando traducir esto a una frase sencilla, podríamos decir que si Cristo es esa Verdad buscada, y si sus enseñanzas son la clave para conocerle y crecer, el resultado obvio de actuar de acuerdo a sus consejos, debiera ser el obtener esa libertad (no el libertinaje).
Llegados a este punto, creo que cada cual debería revisar el sitio en el que empezamos a divagar, esas creencias que nos diferencias a unos de otros. ¿Tus creencias coinciden en mucho o en poco con la Verdad? ¿Aún no lo sabes? Recuerda la afirmación de Jesús: El que es de la verdad escucha su voz... Sí, sí, ya sé, TODOS dicen escuchar su voz, pero el fruto es el que muestra el tipo de árbol: El manzano, da manzanas, la higuera, higos, y la verdad... LA VERDAD DA LIBERTAD.
Si no te sientes libre, si no experimentas el gozo de tener a Cristo, si no es para ti un tesoro lo que podemos conocer de esas palabras en las que debemos permanecer para ser sus discípulos (la Biblia), entonces sería un buen momento para cuestionarnos ¿Serán mis creencias distantes, o incluso diametralmente opuestas a la Verdad? Sé que es duro poner en tela de juicio años de aprendizaje, ya he pasado por ello, pero el resto de nuestras vidas depende de hacernos estas preguntas hoy.
El artículo que cité al principio del Blog Teosuversión, trata más en profundidad el tema, y de seguro que puede arrojar mucha luz sobre estas simples palabras, pero una razón de no experimentar una vida de libertad y victoria (no digo sin problemas, ni en libertinaje, ni super-prosperados) es que nuestras creencias no coinciden con la Verdad ¿Por qué? Por algo que ya traté de pasada en otro post hace tiempo: Que los cristianos hemos sido "domesticados".
¿Cómo? Lo que oíste. No llamemos mansedumbre a lo que no lo es. La valentía que nos debiera caracterizar al punto de no temer ni a la misma muerte, se ha tornado en un vano y malo sometimiento sinrazón: Hay demasiados crédulos y muy pocos creyentes. Los crédulos son los que se lo tragan todo, bueno o malo. Los creyentes no se conforman, ni a este siglo, ni a todo lo que se diga desde una emisora de TV o un púlpito, sino que buscan la verdad, leen la Biblia, meditan en ella de día y de noche, indagan hasta encontrar sentido a cada una de sus afirmaciones, buscan que sus "creencias" estén emparejadas con la Verdad, y el conocimiento de la misma da ese fruto de libertad que sobrepasa todo entendimiento humano: A eso aspira un creyente, a no ser un esclavo de las reglas, sino a usar los buenos consejos de Dios para ser mejor cada día.
Quizás sea momento para pensar punto por punto en todas tus creencias, en todas esas cosas que creíste saber porque alguien las dijo... Y que quizás no son como te las enseñaron. Hemos de estar dispuestos a que sea Dios mismo quien ponga cada cosa en su sitio, porque Él no quiere mediocridad, sino llevarte a una vida abundante. Si la quieres, debes buscarla, pero no cargues en este viaje vital con la pesada mochila de las creencias sin fundamento, ni con las palabras que te atan a la dependencia insana de un erudito descifrador de la Biblia: Dios quiere ser tu guía, el Espíritu Santo quiere hablarte A TI, porque quiere hacerte libre, porque quiere que seas Su Templo, limpio y radiante, ese Templo que camina por las calles y saca a Dios de los retablos, a donde todos puedan verlo, ese Templo que no se oculta tras cuatro paredes, sino que camina libre, pletórico, mostrando que... ¡Cristo Vive Hoy!