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Es Hora de Ser Real

Bueno, ya son varios los casos que han ocurrido en los últimos meses, desde alguna hermana a la que han amenazado telefónicamente y molestado hasta la saciedad y más allá... Hasta el último caso referido al blog "ES HORA DE SER REAL", cuyo enlace se encontraba al margen de este post. (Ya está el actualizado)

Pero el blog fue eliminado

¿Por ellos mismos? ¿Por sus propietarios? No, para nada...Parece un trabajo negro de alguien a quien sus comentarios les resultaban molestos. Asegurar que fuera tal o cual persona o institución quizás no sea 100% comprobable, pero desde luego hay indicios suficientes para pensar quien fue (o de quien pudo proceder la orden), debido a unos comentarios amenazantes que estos hermanos, Luis y Verónica, recibieron de una conocida "institución cristiana evangélica" ¿Cual? Bueno, como verás, en este blog no se citan nombres, sino actitudes, enseñanzas (buenas y malas), tendencias... pero no nombres. Lo que no quiere decir que no puedas saberlo. "Es Hora de Ser Real" ha resurgido prontamente, y es que lo que es de Dios prevalece, de modo que si sientes "curiosidad santa", visita su nuevo sitio: Es Hora de Ser Real. Allí, buscando en su primer post, conocerás un poco de lo que les pasó.

Una reflexión rápida me dice que la Inquisición sigue existiendo, sigue habiendo un "sistema" que usa de extorsión, manipulación, daño, mentira, usurpación de personalidad, tortura psicológica, amenazas, "pirateo informático"... y todo en el Nombre de Cristo., pero no para predicar de Él, sino de sus propias doctrinas: Da ganas de vomitar... (perdón por la expresión)

Luego, los que creemos en Cristo, los que queremos que la gente le conozca, tenemos que lidiar con las fechorías de tales lobos disfrazados de ovejas, de mentirosos maestros que predican de éxito y usan cualquier artimaña para acallar a quien los delate. Los últimos tiempos se presentan cruentos porque, la Inquisición Informática existe pero ¿Hasta donde llegarán sus maquinaciones? ¿Se dedicarán a cerrar todos nuestros blogs o irán más allá?

Me alegra saber que los que se preocupan por sus éxitos en este mundo, los que pregonan un evangelio descafeinado y reducido a cuatro pamplinas, quizás tengan poder para borrar nuestras páginas de Internet, nuestros vídeos, nuestros programas de radio, pero no tienen poder para borrar nuestros nombres del Libro de la Vida.

Luís, Verónica, ánimo amigos, sé que vuestro modo de pelear contra la ola de falsedades que azota el "cristianismo" es molesto y quizás demasiado directo para muchos, pero sois parte de un todo, de una iglesia que quiere pureza, santidad, honestidad. Sois miembros del cuerpo de Cristo, y desde aquí, quiero enviaros mi apoyo de hermano, amigo, y miembro de ese mismo Cuerpo que mucho lobos rapaces quieren descuartizar.

Por cierto, vi en el blog de Cristianosh la dirección para la cache del antiguo blog de Es Hora de Ser Real, y os dejo el ENLACE para los que quieran estudiar "qué cosas molestas" proclamaban.

Que siga adelante la "Santa Inquisición" si quiere, que mientras que ellos hacen sus trabajitos, nosotros seguimos leyendo Mateo 5, y recordamos que este ultraje, este vituperio, nos aumenta el tesoro que intentamos hacer en el cielo, y nos hace bienaventurados... Mi mayor pena es que, mientras lo lobos se vistan de ovejas, aquellos que miran el rebaño desde lejos se asustan con lo que ven, y difícilmente querrán formar parte de este mejunge animal, pero como no se trata de "eliminar" a nadie (como a algunos les gusta hacer), tendremos que procurar que la luz de Cristo brille en nosotros más fuerte, porque donde hay luz, no caben tinieblas... ¿Seremos capaces de dar semejante luz?

Creo en la Iglesia

Creo en la Iglesia... en personas que tienen un centro en común llamado Cristo.

No Creo en iglesias que tienen “centros” construidos de ladrillo, y pocas cosas en común.

Creo en la Iglesia que ora unánime con el fin de traer el reino de Dios a la Tierra.

No Creo en las iglesias que oran egoístamente, como si Dios fuera el criado en vez del Señor.


Creo en la oración, una forma sencilla de hablar con Dios, con amistosa reverencia, y confianza paciente; el placer de comunicarse con el Hacedor con el premio mismo de poder hacerlo.

No Creo en oraciones fabricadas para impresionar a los oyentes, ni las que pretenden demostrarle a Dios cuánto sabemos de Él, ni las que imaginan que pueden subir hasta el cielo por su alto volumen en vez de por su intensidad ferviente...


Creo que la Iglesia se compone de personas integrales que se entregan para ser instrumentos útiles y aprobados por Dios, que lo hacen para rendirle culto racional y voluntario con sus propias vidas.

No Creo en iglesias que preparan “cultos” con luces de colores, músicas magníficas y programas inspiradores profesionales, porque parecen buscar entretener a los asistentes como si estuvieran en un espectáculo, y se centran en adorar al propio culto y a los “cultistas”, en lugar de rendir pleitesía al único que lo merece: Jesús.


Creo en la Iglesia donde impera la ley del amor y de la gracia, la que surge fruto de la gratitud a Dios, la que debe movernos a entregarnos a Él con todo nuestro ser, y a hacer con los demás lo que quisieramos que hicieran con nosotros (eso como poco).

No Creo en las iglesias con leyes impuestas a través de normas denominacionales que coartan la libertad del cristiano, ni creo en el hacer por hacer, en el obrar con el único propósito de recibir una recompensa divina.


Creo en la Iglesia que entiende que nada hay sagrado, sino solo Dios.

No Creo en las iglesias que sacralizan sus propias ceremonias, sus propias doctrinas, sus propios “siervos ungidos” y crean un mundo con tantas “vacas sagradas”, que Cristo deja de tener cabida en él... Recuerda que Jesús esta llamando a la puerta de esas “iglesias” para entrar, porque lo dejaron fuera. (Apocalipsis 3:20, no es un mensaje “al mundo”, sino a la iglesia en Laodicea)


Creo en la Iglesia donde se ve y se vive el amor fraternal, el que muestra el interés mutuo y sincero entre los hermanos.

No Creo en las iglesias del “¡Dios te bendiga!”, si es que ese saludo nace del amor fingido y se usa tal expresión para decirle “Hola” al hermano, olvidándolo el resto de la semana.


Creo que el Evangelio es una noticia buena que exige una respuesta clara: Fe, arrepentimiento y gratitud.

No Creo en evangelios descafeinados, ni parciales, ni el que enseña la oración mágica del pecador como único requisito para salvación…


Creo en un Evangelio sencillo: Dios amó a TODOS por igual, Jesús se acercó a la Humanidad para saldar nuestras cuentas pendientes con el Padre, que es quien perdona a todos los que se arrepienten de veras, a los que creen que el pago de Jesús (su muerte) es todo-suficiente para darles perdón y esperanza de vida eterna; el Espíritu Santo capacita al creyente para perseverar hasta el fin y vivir en plenitud, pero no sin problemas…

No Creo en el evangelio de la prosperidad, el que promete que tomo irá bien y al final solo ofrece decepción; ni en el evangelio “emergente” con medias verdades muy atractivas… y que hace vivir en medias mentiras muy escondidas, terminando en engaño y frustración. Ni creo en el evangelio del positivismo, donde no se puede decir nada malo por puro miedo, viviendo una cosa y declarando otra: A eso lo llaman fe y yo lo llamo mentir y ser hipócrita. No creo en ningún falso evangelio que cambie el fundamento Cristocéntrico por el mensaje de “la vida color de rosa”.


Creo en la Palabra de Dios, la que surge pura de Su corazón amante para dar vida y libertad.

No Creo en las palabras de hombres (aunque se disfracen de celestiales), las que entran con suavidad pero no provienen de Dios, las que por avaricia, ignorancia o afán de poder , proclaman mentiras que esclavizan a los que las oyen.


Creo que no lo sé todo, que me queda mucho por aprender, que no puedo limitar la sabiduría de Dios a unos pocos renglones (por muy bien intencionados que estén). Eso quiere decir que toda estas palabras que has leído no son un Credo, porque…

No Creo en los Credos, porque son límites al aprendizaje, fronteras que no dejan pasar nada que esté fuera de ellos mismos; no creo en los credos porque de haberlos querido Jesús, nos habría recitado alguno… Pero Él prefiere que estemos toda una vida creciendo, aprendiendo que no podemos limitar la obra de Dios pues, si ponemos barreras doctrinales infranqueables por temor a equivocarnos y las llamamos “Credos”, podríamos estar impidiendo que se abrieran caminos nuevos en el desierto, ríos en el sequedal, sendas en la soledad, vida en la moribunda religiosidad…


Entiendo que hay enseñanzas básicas que deben servir de base al crecimiento cristiano, que hemos de profundizar en cada tema, crecer en toda sabiduría, y en carácter, y que muchos han intentado proveernos de un "Credo" para decir qué es correcto y que no (según los que desarrollaron dicho Credo) con tal fin.

Pero establecer un Credo conlleva un peligro, porque para muchos, hablar de un "Credo" es como decir: Hasta aquí hemos llegado, y de aquí no podemos pasar: Los que se atrevan a cruzar sus fronteras (¡Incluso Biblia en mano!) serán transgresores… Así comenzó a funcionar el Santo Oficio, es decir, la Inquisición. Dios quiera que con el paso de los años, no se repita sutilmente la misma y trágica historia. Dios es demasiado grande para encerrarlo en nuestras reglas y pensamientos: Podemos estar toda la vida aprendiendo y creciendo, y no llegaremos ni de lejos a todo lo que Dios es capaz de dar.

Porque lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres.” (Puedes leer 1ª Corintios 1:20-25)





Un Diccionario Especial 5

Este Post está "dedicado" a los grandes centros cristianos exitosos. No pienso en ninguno concreto, pero veamos si algo de lo narrado llega a suceder en alguna congregación. Tomémoslo con humor...

Hola amig@s, tengo que contaros que Davide Peregrinum está perplejo y acongojado tras los últimos acontecimientos que le han rodeado. Me contó cómo iba tras la pista de unos papiros que unos contrabandistas habían robado cerca del Delta del Nilo, pero les perdió la pista y no pudo conseguirlos. Sospechaba que habían sido guardados en unas antiguas cisternas excavadas en la tierra que ya no contenían agua, pero alguien se le adelantó.

Triste por tal pérdida, decidió tomar unos días de descanso y pasó por Turtía, donde decidió visitar un famoso zoco multi-cultural que anunciaban en la zona.
Rebuscando por allí pudo encontrar un libro que parecía muy antiguo, manuscrito, con una rancia tapa vegetal, que le hizo pensar que podría estar ante un interesante hallazgo, sobre todo cuando vio el título del ejemplar: “Ministerios de la Iglesia”. Le recordó un manual de igle-crecimiento que le habían enseñado en una congregación evangélica a la que en cierta ocasión asistió; con asombro, se percató de que no tenía en sus manos una de esas copias que hoy se hacen por millares en las imprentas, sino que posiblemente tenía ante sus ojos el original de todas ellas. Parecía ser un manuscrito de la época del protestantismo europeo y al que nadie había dado importancia en aquel mercado, por puro desconocimiento. Lo compró por un precio irrisorio, y corrió a su hotel para verlo con detenimiento.

De puro nervio, comenzó a leerlo inquieto, con tan mala suerte que derramó la bebida que estaba tomando sobre la portada del libro, y ahí vino la sorpresa, el profundo pesar que desde entonces no le ha dejado dormir tranquilo, porque el líquido elemento deshizo la portada de tan precioso ejemplar, dejando a la vista una página oculta bajo la primera, que q
uizás había estado escondida por siglos. Al descubrir dicha página, se apresuró a despegarla con sumo cuidado, para descubrir lo que decía en aquella oculta portada… Esperaba encontrar alguna transcripción de los padres de la iglesia, algún secreto templario, o un discurso de algún reformador, pero todo lo que pudo leer fue esto: “Una Empresa de Éxito”

¿Qué significaría esto? ¿Acaso lo que creía que era un original era una burda copia? O peor aún ¿Y si alguien quiso aprovechar un libro de carácter empresarial de la época de la Revolución Industrial, y lo disfrazó de antiguo para que lo dieran por bueno? Si el que lo hizo tenía esta intención, lo consiguió, porque las palabras escritas en su interior eran idénticas a las que muchos telepredicadores enseñan hoy día, pero entonces ¿Qué están enseñando? ¿Cuál era el título verdadero del libro? ¿“Una Empresa de Éxito” o “Ministerios de la Iglesia”?

Necesito tu ayuda, peregrino, viajero, estudioso… Los que enseñan este libro creyendo que hablan de la Iglesia ¿Están en lo cierto o han sido engañados? ¿Qué opinas? En esta ocasión, dejo la transcripción literal que me ha pasado “Davide Peregrinum”, y las escuetas anotaciones tipo “b”, en esta ocasión no son antiquísimas, sino que me he permitido colocarlas yo de mi puño y letra, porque son bien distintas de lo que Davide creía; dado que no soy un experto, las he añadido al Diccionario RAEvangélico, porque seguimos necesitados de vuestra colaboración. De seguro que nos podéis ayudar a esclarecer la verdad, y que sabréis perdonar las posibles carencias de las definiciones "b"; a fin y al cabo, yo soy un cristianito de a pie, pero el gran Davide Peregrino está muy confundido y os necesita…

EL SUPREMO DICCIONARIO DE LA R.A.E. (V)
(Religiosa Academia Evangélica)


EMPRESA

a) Nuevo sistema de gobierno de las congregaciones evangélicas (y de otras religiones afines al cristianismo). La empresa es el ejemplo a seguir para obtener éxito; consiste en tener un gerente, varios directivos, algunos mandos intermedios y muchos trabajadores que hagan el trabajo de verdad: Eso garantiza una estructura sólida y de garantía. Como toda buena empresa debe dar beneficios, que se invertirán según la VISIÓN (ver definición en RAEvangélico 4) de los directivos. Evidentemente, hay que trazar metas, objetivos, sistemas de trabajo, y proveer a los trabajadores (a los creyentes) de diversas charlas motivadoras con el fin de aumentar su productividad laboral y económica.

b) La única vez que aparece este texto en la toda la Biblia es en Santiago 1:11, donde dice que “así también se marchitará el rico en todas sus empresas”. Es evidente que Dios no estima que las empresas (planes, propósitos, negocios, caminos…) sean pues un modelo o ejemplo a seguir como manera de gobierno y dirección de la Iglesia, ni de las congregaciones locales.


PASTOR

a) Gerente de la empresa cristiana y con la titulación necesaria para ello: Credenciales o reconocimiento similar, otorgado por otros poseedores de este mismo cargo. Dicho pastor debe tener un muy buen sueldo “digno de gerente”, para que no se preocupe de su economía, sino de los problemas de la empresa; debe contar con algún consejero personal, con secretaria, línea de teléfono gratuita, Internet para buscar nuevas ideas que proyectar sobre el negocio, y a ser posible, cuotas extras para el vestuario, las convenciones nacionales, los viajes, las dietas y el combustible de su automóvil. Si la empresa es grande, su agenda no le permitirá mantener citas con los empleados sin que medie antes algún mando intermedio que le alivie el trabajo cotidiano.

b) No es un cargo, ni un título, ni un grado, ni un estatus (ver otra definición en el RAEvangélico 1). Del griego "poimén", indica simplemente una función, un trabajo realizado; se intercambiaba este término asignado a personas que en otros casos eran identificadas con otras palabras, (ancianos, obispos...) siempre en base al trabajo que realizaran en ese momento, y no a un "cargo" jerárquico; por eso estas palabras calificaticas se permutaban entre sí como sinónimos, pero nunca indicando superioridad.


APÓSTOL

a) Cuando la empresa crece al punto de tener varias sucursales en el país, e incluso fuera de él, es necesario que uno de los gerentes (digo pastores) tome las riendas de la empresa a un más alto nivel, adquiriendo (a veces por iniciativa propia) el rango o título de Apóstol. Además de todos los atributos propios del pastor, debe añadir algunas cosas que demuestren su mayor autoridad, tales como un sueldo descontrolado (porque ya nadie sabe cual es), una sumisión absoluta de sus subordinados (en orden piramidal, desde los demás pastores hasta los “cristianitos rasos” o neófitos), y sobre todo una página Web propia, con muchas fotos suyas y de su familia, muy grandes, muy sonrientes, y de gran dignidad empresarial, en la que explique sus logros, capacitaciones, titulaciones académicas, masters, y todo lo que pueda impresionar a los trabajadores de su agrupación internacional para que jamás cuestionen su valía como líder absoluto e incontestable.

b) Tampoco es un título, ni un cargo atorgado por la valía laboral ni la proyección de una persona, ni siquiera por que "abra obras". Del griego "apostolos", significa delegado, enviado, comisionado. Hay textos del Nuevo Testamento que cuando citan esta palabra griega, ni siquiera han sido traducidos como tal, sino simplemente como mensajero. Cristo comisionó a doce de ellos, pero hay textos en las Escrituras que nos hablan de que luego surgieron más... Y también algunos falsos.


EVANGELISTA

a) Un motivador sociocultural de la empresa. Se encarga de convencer a trabajadores en potencia a que se unan a la compañía; les promete buenos sueldos y prosperidad, ocasionalmente se las apaña para realizar alguna sanación de los que se pretenden añadir a la organización, y luego se dedica a dar charlas con carácter religioso que a veces nadie entiende, pero que son muy efusivas, convincentes y llenas de carga emocional, y que crean una especia de sugestión colectiva en el auditorio e induce a sus oyentes a rellenar solicitudes de admisión a tamaña empresa. El estatus del evangelista puede ser semejante casi al de apóstol, en el aspecto de que nadie sabe de donde viene, ni a donde va… ni por supuesto lo que cobra por sus actos de captación de clientes/obreros… No es necesario hacerlo porque lo hace por “amor a la obra”.

b) Del griego "euanguelistes", que significa proclamadores de las buenas noticias, predicadores del Evangelio. No se une esto a un ministerio con "poderes especiales". Expulsar demonios, sanar enfermos... eran una señal que seguía a los que creían en Jesús, y no específicamente a este llamado "ministerio" o servicio.


PROFETA

a) Gurú o vidente que sirve de adivino y analista. Su función es averiguar cuales serán las tendencias del mercado. Es un puesto muy valioso para el resto de la directiva, porque dado su título (venerado por todos los de categorías inferiores), los trabajadores siempre creerán sus palabras, de modo que cuando la empresa marche mal, el gerente le cederá la palabra en público para que vaticine grandes logros futuros que tranquilicen a los trabajadores, y los convenzan de que todo irá bien… siempre y cuando no dejen de trabajar y pagar sus “cuotas sindicales”. Frases favoritas de los profetas: “Algo grande viene”, “Todo saldrá bien”, “Es el momento de PACTAR (ver definición en RAEvangélico 4) con Dios”, “Dios me ha revelado”, “Sujétense a las autoridades”, “Siento una tremenda UNCIÓN” (ver definición en RAEvangélico 3) y “Este es el año del Señor para ti”...

b) Del griego "profetes", derivado de las palabras "pro" y "femi", que indican el significado de dar a conocer, mostrar o afirmar pensamientos o palabras, pero con antelación (pro). Algunos afirman que todos los creyentes somos profetas, en el sentido que proclamar el Evangelio es un aviso de todo lo que está por acontecer (además de lo que ya sucedió) Pero el término bíblico parece indicar que Dios revela sus planes a personas determinadas, para despertar y dirigir la conciencia de Su Pueblo, siempre en consonancia con Su Palabra. En todo caso, tampoco se trata de un cargo o título, sino del desarrollo de una capacidad (don) concedida por el Espíritu Santo.


MAESTRO

a) La empresa no tiene cabida para este empleo, porque podría ser contraproducente, ya que si los trabajadores aprenden demasiado, podrían ser duros candidatos a quitarles los puestos a todos los directivos. A pesar de todo, para acallar a los que se sienten con la vocación de maestros, se ha creado en las empresas (digo en las congregaciones), un puesto donde abocarlos para que se sientan útiles: La escuela dominical infantil, una especie de guardería (“kinder garden”) donde se entretiene a los niños de los empleados para que no molesten a sus padres en las horas de alta productividad. Un maestro humilde aceptará este puesto, porque los niños son sin duda un buen lugar para experimentar y descubrir así si los maestros tienen dotes de enseñanza a no… Al fin y al cabo, los niños se lo creerán todo. Si algún maestro entiende que ese puesto no es apropiado para él, se le ofrece un mando intermedio para contentarlo; si sigue descontento, se le invita a abandonar la empresa y montar una propia, de enseñanza claro, con cursos por correspondencia, libros ungidos, audio-mensajes...

b) Cuando "maestro" no se refiere a Jesús, se usa la palabra griega "didáskalos" (instructor, doctor, maestro). Es pues el que enseña la sana doctrina, una columna de la Iglesia, pues es encargado (pero nunca en solitario) de dar alimento sólido (enseñar la Palabra de Dios) a los que aún no la conocen bien, para ayudar al buen crecimiento del cuerpo de Cristo. Por lo tanto, esta es la función principal del maestro, y no la del pastor polivalente (como se pretende en casi todos los sitios). El origen de esta obcecación por que el "super pastor" tome también el lugar del maestro, surgió por la tradición heredada de la iglesia católica de que un párroco fuera el ÚNICO guía espiritual de sus feligreses. Hablando de esto, un término muy interesante y traducido en la Biblia también como maestro, es el que aparece en Mateo 23:8, donde se usa la palabra "kadsegutés", (guía, maestro), en que que Jesús mismo dice: "No seáis llamados GUÍAS (maestros) porque uno es vuestro GUÍA (maestro), el Cristo. Toda pretensión de monopolizar la enseñanza en la iglesia de manera individual, va en detrimento del libre crecimiento de los dones en la Iglesia, y resulta peligrosamente opuesto a este consejo recién citado de Jesús.



¿Qué es un MITO?


Un Mito es una cosa que no tiene una realidad concreta, que puede llegar a ser una fábula, una fantasía. Cuando un mito se confunde con algo real, la verdad se distorsiona. Algo así ha sucedido con el cristianismo actual, del que muchos escapan por el mítico concepto que tienen de él. Aún estamos a tiempo de hablar las verdades, a la luz de las Escrituras, la Palabra fiel y verdadera de Dios.