domingo

El Dios de los Ateos

Dicen que ateo es aquel que no tiene o no cree en Dios, en ningún Dios, pero esa es una afirmación que, pese a parecer categórica es demasiado subjetiva ¿Por qué?

En cierta ocasión, Máximo IV, un "patriarca" cristiano, recitó estas palabras:

"El ateo, al rechazar a Dios, lo que rechaza es la imagen que él se ha formado de Dios, y es posible que, si hubiera sabido a tiempo que había otras imágenes y las hubiera aceptado y vivido de antemano, no habría llegado a la negación. Es fácil descartar el ídolo que uno ha fabricado cuando deja de funcionar. Yo tampoco creo en el dios en que los ateos no creen".

Todos sin excepción, tenemos la tendencia de hacernos una imagen de lo que está arriba en los cielos: Unos le ponen cara, o color de pelo y ropajes especiales; otros le atribuyen penas y glorias, hazañas y desgracias sísmicas; otros le prejuzgan como juez injusto, sin darse cuenta de que ese juicio les convierte a ellos mismos jueces (injustos), que juzgan sin dejar a Dios que se defienda (si es que quisiera hacerlo); otros lo asemejan a estatuas e imágenes que ni ven ni oyen ni caminan, pero las culpan luego por no responder a sus plegarias; otros dibujan un dios justiciero e inmisericorde; otros por el contrario solo creen en el dios que lo perdona todo sin más, el que es como necio que no se da cuenta de nada; y están los que piensan que son muchos los dioses, o los espíritus, o los antepasados y ancestros; y como no, están los que jamás ni siquiera escucharon el nombre de Jesús… ¿Qué se yo cuántos modelos de personas hay?

Y todos y cada uno de estos grupos, y los miles que no habré citado, forjan la imagen de “su dios”, que llega a ser incluso imperfecto, titubeante, errático… Y claro ¿Cómo creer en semejante dios? Como dijo Máximo IV, “yo tampoco creo en ese dios que ellos han negado” porque han negado una imagen, un sucedáneo, una desfigurada copia, sin darle la oportunidad de manifestarse al verdadero Dios. No, no soy el que tiene todas las llaves para abrir los baúles del conocimiento, pero si por algún motivo conoces a alguno de esos que “no cree en dios” (o mejor, que no cree en “su” dios), no dejes pasar la oportunidad de mostrarle con tu vida cómo es en realidad el Hacedor de maravillas.

¿No eres capaz de hacerlo? ¿No sabes mostrarlo en tu vida? ¿Piensas que yo tampoco lo hago? Pues nos queda mucho camino entonces, porque debiéramos ser cartas escritas por el Espíritu de ese Dios que muchos no conocen aún, y si no le hemos dejado poner ni una sola palabra para que puedan leerla los que nos rodean, entonces es momento de pensar si de verdad hemos conocido a Dios, si hemos experimentado ese “popular” nuevo nacimiento relatado en el capítulo 3 del Evangelio de Juan. Aclaro en este punto, que “nacer de nuevo” no consiste en una “oración mágica” seguida del desinterés más absoluto por Él. Una oración no equivale al arrepentimiento, ni al cambio de rumbo, ni al deseo de volver al origen anterior a ese hombre caído en el Edén, ni a creer con todo el corazón...

¿Cómo es el Dios en el que crees? ¿Ha marcado tu vida? ¿Te ha sellado con Su Espíritu? ¿Cómo le conoces? ¿De primera mano o por las predicaciones de otros?
Pues, si hemos de tirar algún mito en este día, creo que no hay otro más importante que este:

NO ES LO MISMO CONOCER COSAS ACERCA DE DIOS QUE CONOCER A DIOS.

Buscar es el principio del camino para hallar, y si muchos no le conocen hoy, no es porque Él no se haya mostrado, sino porque no le han buscado a Él, sino a lo suyo...

Demasiadas personas conozco (y yo fui uno de ellos) que en lugar de buscar a Dios, sólo se acuerdan de Él para recibir los beneficios que dicen que ofrece: Prosperidad, salud, milagros, experiencias místicas, sentirse útiles, encontrar trabajo, paz interior... “Panes y peces” en definitiva.

No digo que Dios no sea capaz de dar esto y más, pero a veces pedimos mal, pensando solo en nosotros y olvidando el reino de Dios y la voluntad del Creador.

Luego de formar falsas expectativas, estas pueden no cumplirse y culpamos por ello a ese Dios que “fabricamos” a nuestra conveniencia. A veces, ni siquiera lo hemos fabricado nosotros mismos, sino que hemos creído sin vacilar el dios que algunos “iluminados” se inventaron, por desconocimiento, por ignorancia, o incluso con mala intención para obtener un beneficio (económico, mayormente) de aquellos adeptos a los que convencen. Por eso, yo tampoco puedo creer en ese dios que algunos se inventan, y desde luego que no podría creer en ese Dios que se fabrican los ateos, es lógico que ellos tampoco lo hagan, porque Dios no es así.

No hablo con conjeturas, hablo de algo que aparece en los famosos “Diez Mandamientos”. El segundo de ellos ha sido objeto de burla de muchos que hoy se llaman cristianos, y ha sido suplantado por otras palabras que dijera Jesús muchos años después de esto. Por supuesto que las palabras de Jesús tienen validez innegable, pero ¿Por qué olvidar lo que Dios le dijo a Moisés un día? (Lo digo porque muchos parecen querer vivir en la ley. Pero lejos de ellos, podemos extraer enseñanzas del segundo mandamiento, que dice:

“No te harás imagen*, ni ninguna semejanza* de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy tu Dios, fuerte, celoso...” (Éxodo 20:4-5, versión RV).

*Imagen (hebreo: pésel) es una talla, una imagen esculpida, una estatua.
*Semejanza (hebreo: temuná) es forma, manifestación... Incluso fantasma (algo no visible)

De donde el segundo mandamiento no solo “condena” la talla de cualquier tipo de imágenes (de Dios o cualquier otra criatura, incluso humana) sino que también advierte contra las “semejanzas”, que pueden ser esas imágenes que formamos en nuestras mentes y con las que inventamos a ese dios enclenque que no es el verdadero Todopoderoso, magnánimo, justo, lleno de amor y que a la vez no puede ser burlado; nuestros pensamientos acerca de Dios no tiene por qué ser iguales al propio Dios.

Es tiempo de meditar en los caminos que andamos, para ver a dónde nos conducen, y procuremos no hacernos nuestras propias imágenes de Dios, que si estuvieran erradas, nos podrían alejar de Él en lugar de acercarnos. Dios no es un mito, tampoco es una religión; solo buscándolo de veras, en primera persona, se le puede encontrar. Y luego vendrá lo demás...

El Pozo

Si me lo permitís, me gustaría compartir un pensamiento en clave de humor, quizás un tanto irónico, pero en nada deseoso de ofender a nadie, porque yo mismo estoy retratado en esta fábula que viene a continuación, de modo que ni yo me escapo hoy… Quizás tú sí lo consigas.
Mi lucha es estar libre de pecado ¿Pero para qué? ¿Para tirar la primera piedra? No, mejor tiraré esta especie de parábola que comienza con un pareado:



Un hombre cayó en un pozo del que no podía salir.
Por fortuna estaba seco, pero se vio atrapado allí…

- Un matemático le dijo: Calcularé la parábola que describiste al caer en ese pozo.
- Un periodista le dijo: ¿Cuánto pides por la exclusiva de la historia del pozo?
- Un recaudador de impuestos dijo: ¿Ha pagado usted el impuesto sobre caídas inmuebles?
- Un abogado dijo: Le dejo mi tarjeta por si quiere reclamarle daños y perjuicios al dueño del pozo.
- Un barrendero dijo: Haga el favor de no echar tierra fuera del pozo, que lo ensucia todo.
- Una persona auto-compasiva dijo: ¡Este pozo no es nada comparado con el mío!
- Un "criticón" dijo: Vaya, vaya ¿Te caíste en el pozo verdad? Deja que se lo cuente a mi vecina…
- Un psicólogo dijo: Hasta que no creas en ti mismo, y visualices que puedes salir de ahí, no conseguirás nada, y te quedarás hundido en el pozo.
- Un catastrofista dijo: Más vale que te acostumbres a estar ahí, porque cuando te mueras te quedarás para siempre bajo tierra.
- Un optimista dijo: Alégrate, que las cosas te podrían ir peor fuera del pozo.
- Un pesimista dijo: Las cosas van a empeorar en los pozos.
- Un mentalista dijo: Es el momento para que te concentres en ti, y no en el pozo. Debes limpiar tu ser interior de malas influencias…
- Un hipnotizador dijo: Estás cansado, duerme… Ahora está en el Caribe, tomando el sol en la arena…
- Un corredor de seguros dijo: Si perteneciera a mi compañía le indemnizaríamos por cada día de permanencia en el pozo, pero como no aceptó mi oferta en su día…

Luego de pasar toda esta gente, como era domingo, comenzaron a pasar personas de distintos “grupos religiosos”:

- Un fariseo dijo: Solo la gente mala cae en el pozo, así que tú te lo has buscado. Iré a buscar piedras…
- Un levita le dijo: Ahora no tengo tiempo para ti, tengo que limpiar el templo.
- Un católico dijo: Encomienda tu escalada a San Bernardo de Mentón, el patrono de los alpinistas.
- Un musulmán dijo: Alá es grande. Entonces le marcó donde estaba el oriente para que supiera hacia donde dirigir sus plegarias.
- Un monje budista dijo: Seguramente fuiste una mala hormiga en una vida anterior, y por eso has vuelto ahí, para que recapacites.

Y por último, como sus reuniones son un poco más tarde, pasaron algunos grupos de cristianos:

- Un tele-predicador le dijo: Estás ahí por no hacer donativos a mi ministerio glorioso.
- Un tele-evangelista dijo: Pon tu mano sobre la pared del pozo y ¡Recibe el milagro ahora! ¡Sales del pozo! Como no consiguió que saliera de allí, le invitó a que asistiera a su próxima cruzada de fe y milagros.
- Un ujier (acomodador) de cierta congregación le dijo: No tengo tiempo para sacarte, tengo que llegar al templo antes que nadie para abrir la puerta.
- Un líder de alabanza dijo: Mientras que estés en el pozo, canta al Señor, y si escuchas el ritmo que sale de “mi iglesia”, bate las palmas con fuerza, aún en lo profundo de tu problema, como Pablo y Silas.
- Un tesorero le dijo: Después le digo al ujier que pase por aquí para recoger tu ofrenda.
- Un adventista dijo: Algún día vendrá el Maestro, y entonces no importará que estuviste en un pozo.
- Un reformista dijo: Ahora tienes tiempo para pensar en qué reformas le harás al pozo.
- Un fundamentalista dijo: Mereces estar en el pozo.
- Un bautista dijo: Necesito ir a estudiar un poco, para ver si descubro por qué caíste en el pozo.
- Un pentecostal dijo: Sólo confiesa que no estás en el pozo ¡Declara que eso no es un pozo!

Creo que ese día solo salieron a la calle los “malos cristianos”, porque estoy seguro que tú, aún perteneciendo a alguno de esos grupos, no te habrías quedado impasible… Mala suerte para el pobre hombre que no pasara alguno de nosotros por allí ¿Verdad? Porque nosotros sí sabemos hacer las cosas bien…

Finalmente pasó por allí Jesucristo. Viendo al hombre hundido en el pozo, se tiró al suelo, ensució sus ropas, le extendió la mano para tomar la suya, y lo ayudó a salir de allí. Luego le dijo: “Cree en mí, que soy la Vida y el Camino, no peques más, ya has visto que yo te puedo ayudar…Persevera hasta el fin y serás salvo…”

De manera que quien diga ser cristiano, que transforme su conocimiento de Dios en fe confiada, y que ponga esa fe a trabajar, para ayudar a cuantos le rodean a salir de sus “pozos”.

Todo lo que estudiemos nos enriquecerá, todo lo que descubramos nos hará crecer, todo lo que compartamos nos edificará… Y el fruto de todo eso deberá acercarnos a conocer el Amor que obra desinteresadamente, el que surge de un corazón lleno de la plenitud de Dios, y que no hace las cosas porque lo digan ciertas normas, sino porque ese precioso Amor mismo es el que provoca gratitud, esa gratitud que hace que actúes como Cristo haría.

Recordar el capítulo 13 de la Primera carta de Pablo a los Corintios, no nos vendría nada mal a estas alturas, y leerlo como no habiéndolo leído nunca antes nos podría ir bien; quizás aprendamos algo que creíamos saber...

Hacer las cosas bien no es en sí el amor, pero no puede el Amor vivir sin ese bien obrar.

martes

Soy un Hereje

Recordando al mono del post anterior, ese que quería llegar arriba y tomar los jugosos plátanos pero cada vez que lo intentaba recibía una paliza de sus “compañeros”, tengo que decir algo ¿Sabes que tiene nombre? ¿Sabes como le llaman los demás chimpancés? Le llaman HEREJE…

Le llaman hereje por querer alcanzar algo mejor.
Le llaman hereje por no conformarse con lo mismo que “su grupo”
Le llaman hereje por investigar si esos “plátanos” pueden ser buenos… O quizás no.
Le llaman hereje porque no opina igual que la mayoría.
Le llaman hereje por querer encontrar explicación a esas “palizas irracionales”.
Le llaman hereje por sentirse libre para actuar como cree que debe hacerlo.
Le llaman hereje por no ser un preso oprimido por las normas institucionales.
Le llaman hereje por pensar, por no agachar asustado su cabeza.
Le llaman hereje por soñar que quizás haya una vida mejor fuera de “las cuatros paredes” de la jaula…

¿Y sabes lo peor? Que los mismos “compañeros” que le llaman “hereje”, son presa de sus propios prejuicios, de costumbres adquiridas y repetidas irracionalmente, incluso en el uso de esa palabra “hereje”… Y es que en una jaula no se puede soñar con vivir fuera de ella, ni con saltar de árbol en árbol tomando la comida fresca por uno mismo… Eso es una utopía, de modo que mejor se etiqueta al tipo que lo intente de “hereje” (cual insulto semejante a una condenación eterna y segura), y así nadie más querrá seguir los pasos del osado/a.
Si quieres leer más del tema, puedes...

El tema es que si hablamos de religiones, cristianismo y varios, es paradójico que (sin querer entrar en discusión entre grupos denominacionales) los católicos llaman herejes a los protestantes, los evangélicos hacen lo propio con los católicos, dentro de cada uno de estos grupos hay subgrupos o sectas (perdón, quise decir denominaciones) que igualmente afirman que los demás son los herejes… Y en todo este revuelo, multitudes de personas mueren sin saber que hay un Cristo maravilloso, y que es el Camino para alcanzar la vida plena, y la eterna, porque Él mismo es la Vida.

Y cuando digo esto, tengo que aclarar que la palabra “hereje”, en el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, tiene como primeras definiciones estas:

1.Persona que niega alguno de los dogmas establecidos por una religión.
2.Persona que disiente o se aparta de la línea oficial de opinión…

Pero no deja de ser curioso como este ilustre diccionario es también presa de la cultura represiva en que fue escrito, porque etimológicamente hablando, la raíz original de “hereje” para nada tenía que ver con la religión, de modo que ¿A qué viene esa primera definición? ¿Quién marca cual es el dogma correcto? ¿La Academia de la Lengua ahora imparte clases de Teología? (*) ¿Y nosotros le seguiremos la corriente una vez más? Pues yo no tengo esa intención.

En la WIKIPEDIA podemos leer muchas cosas acerca de esta palabra:

“Basándose en la etimología griega de la palabra, que proviene de "hairesis", que significa una elección o un grupo de creyentes, es una escuela del pensamiento. La herejía es la expresión de una visión desde algo preestablecido, un credo. Por ejemplo, los católicos creen herejes a los protestantes, mientras que para algunos no católicos el catolicismo es considerado como la "Gran Apostasía". En la antigüedad no tenía un significado peyorativo.”

Por otro lado, recomiendo la lectura de un artículo publicado por “Monja Clandestina” en su blog Teosubversión, y también su segunda parte de la que extraigo algunos recortes y me permito resaltar algunas citas:

La palabra hereje viene de “hairesis”: Decisión tomada, me permite ser hereje sin tener que pedir perdón. […] La palabra "hairesis" era en principio "airesis." De "airesis", vino "airetikos", siempre dentro de la matriz griega. "Airetikos" se refiere a un acto que se salga de lo establecido, sin que necesariamente signifique una contravención ni una ilegalidad. Se trataba de una libertad de elegir, y esa elección no constituía delito. […]

Pero elegir fuera de las normas propias de lo común y corriente, le daba al "airetikos" cierta notoriedad. No siempre una mala notoriedad. "Airetikos" podría ser un artista fuera de lo ordinario, es decir extraordinario, alguien que se expande fuera de las normas teóricas de lo artístico y que sale de lo convencional. En la antigüedad, a muchos de los mejores geómetras y matemáticos se los elogiaba por "airetikos", por haberse atrevido a indagar más allá de lo establecido. […]

Sin querer darse cuenta, algunos evangélicos y protestantes toman la misma definición de Hereje y Herejía que la que quedó como uso local de mano de escolásticos, inquisidores y conciliares católicos.
..

El sustantivo "pro-airesis" muestra que la herejía puede ser más bien saludable y honesta, que puede ser una muestra incluso de la libertad de conciencia para poder tomar decisiones en cuanto a la fe. Cuando una persona tiene "pro-airesis", tiene madurez, es una persona adulta con capacidad intelectual desarrollada que le permite tomar decisiones independientemente de todos sus ayos.

De modo que cuando empleamos la palabra “hereje” como sinónimo de algo malo o de desvío doctrinal, en realidad NO estamos tomando el sentido original de la palabra, sino el que le dio la historia de la iglesia “católica”. Veamos:

La historia comienza gobernando Constantino I el Imperio Romano, a principios del siglo IV d.C. Tuvo lugar en el año 317 el Concilio de Nicomedia (Nicea en latín) que entre otras cosas se erigió como tribunal para condenar a Arrio con la excomunión, si este no se retractaba de sus “pensamientos heréticos”, es decir, fuera de lo establecido por los dogmas que se estaban estableciendo por entonces. Aquí comenzó a usarse en todo despectivo o amenazante la palabra hereje (hasta entonces había sido algo así como sinónimo de elegir…)

Por no alargar la historia, podemos llegar hasta el año 1656 donde se dicta la bula “Gratia Divina” que da por definir la herejía como: “Enseñanza, creencia o defensa de dogmas, propuestas u opiniones en contra de las enseñanzas de la Santa Biblia, los Santos Evangelios, la Tradición o el Magisterio” [énfasis añadido].

Muchos textos corroboran el peregrinar hasta el deterioro del término “hereje”, pero baste con algunas anotaciones para tomar conciencia del cambio semántico:

“Se llama herejía la negación pertinaz, después de recibido el bautismo, de una verdad que ha de creerse con fe divina y católica, o la duda pertinaz sobre la misma” (Código de Derecho Canónico - CIC can. 751). -CIC# 2089.

“La herejía es la oposición voluntaria a la autoridad de Dios depositada en Pedro, los Apóstoles y sus sucesores y lleva a la excomunión inmediata o "latae sententiae" (Ver CIC can. 1364), es decir, a la separación de los sacramentos de la Iglesia.”

Bajo esta torcida visión, pretendían explicar por qué algunos personajes, fueron considerados herejes por motivos doctrinales (Lutero, Erasmo, Pedro Valdo, Calvino, Valentino y Pelagio…) La lista sería interminable. Pero sorprende aún más como convivió con la historia del “cristianismo” la que podríamos denominar “herejía científica” que en lugar de considerar la ventaja de tener mentes privilegiadas que traerían avances tremendos al mundo, prefirieron usar nuevamente la palabra “hereje” en tono despectivo y acusador, con personajes como:

- Hypatia de Alejandría, que a principios del siglo V de nuestra era, murió golpeada, arrastrada desnuda por la ciudad y despellejada, por el simple hecho de ser una adelantada filósofa y tener una mente preclara para la aritmética… como “problema añadido”, era mujer. Algo que parece estar ligado a ella, fue que uno de los lugares donde se la había podido ver a menudo, fue quemado por otros “cristianos”; hablamos de la famosa “Biblioteca de Alejandría”.

- Copérnico murió después de publicar un libro que establecía que la Tierra no era el centro inmóvil del Universo… Ya conoces la historia.

- Galileo Galilei tuvo que retractarse por decir que la Tierra giraba alrededor del Sol, para no morir de manos de la Inquisición…

¿Y qué diremos si recordamos a Jesucristo? ¿Acaso no fue un hereje para los supuestos “entendidos religiosos” de su época? ¿No creían que se salía del tiesto con sus enseñanzas y afirmaciones?

¿Por qué le cuesta tanto a nuestra cuadriculada mente admitir los cambios?

Por eso, en vista de esta escueta lista de personajes que marcaron historia, que fueron catalogados de “herejes”, podríamos decir que verdaderamente lo fueron, pero no en el sentido despectivo con que los catalogaron, sino con el del origen real de la palabra, el de personas que DECIDIERON ser distintas, formar parte de algo diferente, sobresalir en sus respectivas épocas por buscar (cada cual a su modo) la verdad, o un mayor entendimiento del mundo que les rodeaba.

De modo que si alguno quiere seguir diciendo hereje para descalificar a otro por su forma de pensar, que lo siga haciendo, pero a sabiendas de que le sigue la corriente a la “Santa Inquisición de la Iglesia Católica Romana”.

El Nuevo Testamento (versión RV60) usa la palabra “herejía” (gr. Airesis) solo en 3 ocasiones:

El texto más comprometido está en Gálatas 5:20, porque la palabra aparece con el matiz de su otra acepción, la de separación que puede desembocar en divisiones (a causa de pensar distinto). Se ve claro el sentido leyendo las palabras que cita inmediatamente antes y después en el texto bíblico (enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias…)

En 2ª Pedro 2:1 dice “herejías destructoras” donde no es la primera palabra la mala, sino el hecho de que esas decisiones tengan el propósito de destruir (ya que por sí sola, la palabra “herejías” no sería sinónimo de nada negativo en este contexto).

En Hechos 24:14 es Pablo el que dice a Félix: “Pero esto te confieso, que según el Camino que ellos llaman herejía, así sirvo al Dios de mis padres”. De modo que si seguir a Cristo es una herejía, con gusto me alegraré de que me llamen hereje.

Los que hoy dicen “hereje” bien podrían plantearse cambiar el término por: Falsos maestros, falsos profetas, engañadores, mentirosos, manipuladores, tergiversadores de la verdad, lobos vestidos de oveja, contenciosos y en algunos casos incluso blasfemos…

Sé que no es demasiado probable el hecho de que, tras cientos de años y millones de personas usando la palabra tratada en modo despectivo, esto cambie; pero al menos yo intentaré usar la palabra “hereje” con su significado inicial, como algo BUENO, como la DECISIÓN YA TOMADA de salir de lo aceptado por la mayoría, con el fin de investigar hasta estar plenamente convencido de por qué creo en lo que creo. Por eso, marcaré una sonrisa en mi rostro, alzaré mis ojos a los montes… Y cantaré esta canción:

“Quizás muchos piensen que un hereje soy,
Yo mientras sonrío, porque contento voy;

No me ofende esa palabra, a Dios gracias le doy,

Porque sigo en su Camino, ahí es donde estoy.”


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NOTA (*): El Diccionario de la Lengua Española, comete el mismo error de definir bajo el filtro doctrinal católico romano otras muchas palabras (además de la citada “herejía”). Algunos ejemplos que podríamos dar son: Bautismo, penitencia, blasfemia, pastor o sacramento.

domingo

Como Monos

En cierta ocasión, unos científicos norteamericanos decidieron realizar un experimento con chimpancés, para determinar si ciertos agentes externos eran capaces de modificar sus conductas habituales. La prueba se iniciaba encerrando diez monos en una gran jaula que imitaba su hábitat natural, y en él, un lugar destinado a depositar las raciones diarias de comida.

Al principio, se acostumbró a los primates a comer dos veces por día, mañana y tarde, a una hora determinada e inamovible. Los animales pronto se acomodaron a los horarios, al punto de saber cuando vendrían los comestibles que se deslizaban por esas mágicas trampillas. Hasta aquí todo bien.

La primera variante fue descolgar cierto día, fuera del horario de comida establecido, una piña de plátanos frescos y jugosos. Los chimpancés no lo esperaban, pero en cuanto vieron ese "regalo caído del cielo”, se lanzaron sobre él; lo que no esperaban era el potente chorro de agua a presión que les dispararía para disuadirlos de tomar esos plátanos, y es que la recia descarga acuífera les impactaba con tanta dureza que los hacía caer al suelo. Además, otros chorros se disparaban en toda la jaula, de modo que todos los monos se mojaban; lógicamente eso producía un enfado general.

La historia se repitió varios días, hasta que la mayoría de la comunidad aceptó que esos plátanos eran intocables... Pero aparecía de vez en cuando algún mono rebelde que intentaba alcanzar los codiciados manjares. Como los chorros de agua no solo mojaban al asaltante, sino a todos los demás, la comunidad decidió darle una paliza al que se atreviera de ellos a intentar llegar al techo en busca de los plátanos... Al fin y al cabo, la comida no les faltaría, pues a la hora acostumbrada llegaban las raciones diarias de comida de gran calidad.

Llegó el momento en que ninguno de los monos hacía ni el más mínimo intento por alcanzar los frutos venidos de arriba; ese fue el lapso escogido por los científicos para añadir otra variante: Sustituyeron uno de los primates por otro nuevo.

Al día siguiente, cuando "la tentación" apareció colgada, el nuevo mono se abalanzó sin pensarlo sobre ella, pero la reacción de su comunidad estaba ya trazada, y el pobre chimpancé tuvo que soportar a todos sus compañeros golpeándole, chillándole y disuadiéndole de acercarse a ese peligroso cebo; hay que notar que desde ese día el agua no volvió a caer nunca más, pero los monos no estaban dispuestos a que sucediera de nuevo, de modo que no permitirían más intentos temerarios, no fuera que el agua presurizada volviera a incomodarlos. No tardó mucho el nuevo chimpancé en comprender el sistema, y pronto se conformó a ver bajar y subir aquellos maravillosos plátanos sin que nadie los tocara, pero nunca “pudo comprender” por qué no le dejaban asir aquellos frutos llamativos...

Pasada esta fase, los humanos sustituyeron un nuevo mono, y evidentemente, se repitió la historia del novato agredido por sus congéneres al intentar tomar los frutos "no permitidos". Luego vino un tercero, un cuarto... Hasta un décimo chimpancé novel a la jaula, que a golpes aprendió la lección. Ninguno de los nuevos inquilinos sufrió jamás el ataque del chorro presurizado, solo aprendió la furia con que los otros vecinos de jaula embestían contra el que lo intentara, por algún motivo “misterioso”.

Llegado este momento se dio por concluido el experimento, y lo consideraron un éxito absoluto ¿Pero por qué?

Los estudiosos consiguieron establecer una pauta en la comunidad simia: Ninguno de los primates se acercaría más a los substanciosos plátanos que cada día bajaran a la vista de todos. Lo curioso del experimento es que, al no quedar ninguno de los diez monos que comenzaron el experimento, ninguno de los enjaulados sabía exactamente qué pasaría si uno de ellos llegara a coger los plátanos; ninguno de ellos había recibido el impacto de los chorros a presión que recibieron los primeros, sin embargo ni uno solo de ellos se atrevería a intentarlo… ¡Por temor a la amenaza de sus propios compañeros!

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¿No te resulta curioso lo que una costumbre adquirida puede hacer? Alguno puede pensar que estos experimentos solo funcionan con animales, pero hoy día hay humanos que se comportan de manera semejante a estos monos: Hay gente que sigue costumbres y supersticiones sin saber de dónde vienen, ni quién las inició, ni qué pasaría si algo cambiara, ni siquiera saben si son beneficiosas o perjudiciales ¡Pero las siguen haciendo!

Y profundizando en la herida, decir que hay lugares que se llaman cristianos (de cualquier índile), en los que se establecen ritos, liturgias y tradiciones que se convierten en ley intocable: Quien ose remover esos cimientos, puede salir mal parado, y tachado de rebelde, mal cristiano, murmurador, obstáculo, piedra de tropiezo, falso maestro, cuestionador de la autoridad, orgulloso, engañador, insumiso, irreverente... E incluso, algunos usarán palabras mal empleadas, sin saber siquiera lo que de veras significan, con la única intención de ofender, palabras tales a estas: Apóstata, hereje, anticristo...

El sistema funciona así, y habría que plantearse quién movió los hilos para que así fuese ¿Quién maneja el asunto para que todos se comporten como marionetas que siguen el guión establecido por alguien que no conocen y por razones que ignoran? Cualquiera que sea manejado por ese “ente”, argumentará una simple frase: "Me lo enseñaron así. No hay más que hablar. No debo cuestionar o estaré murmurando"

Las costumbres de los pueblos son vanidad, dice en Jeremías 10:3, refiriéndose a una de las cosas que solían hacer en aquella época sin pensar ni cuestionar su veracidad: La idolatría, la adoración a imágenes. Entonces hacían estatuas… Hoy aún las hacen, pero también existen otros ídolos, de carne y hueso. Y hay otros sirven al dinero, otros veneran las normas vestidas (disfrazadas) de religión, otros se idolatran a sí mismos… ¡Hay tantos “dioses falsos”! ¡Tantas cosas que se hacen sin deliberar!

Por eso hemos de plantearnos seriamente cada una de nuestras convicciones y creencias, no con la intención de dudar por sistema de todo, sino para encontrar el equilibrio que viene al hacer las cosas con entendimiento y convicción, y no por la pobre razón de imitar sin sentido lo que otros hacen. Recapacita en lo fácil que le puede resultar a alguien sin escrúpulos manejarte para su propio beneficio si no conoces el por qué de tus actos, de tus creencias, de la forma de ser de Dios, de lo que dice la Biblia... ¿Me lo estoy inventando acaso? Pues recuerda lo que dice en 2ª Pedro 2:1-3:

“…Como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina. Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad será blasfemado, y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas…”

La siguiente pregunta puede parecer fuerte, pero lo único que pretende es que pensemos honestamente en algo. Si hacemos cosas en las congregaciones sin saber por qué, si nos mueve el temor al “qué dirán”, si decir algo distinto de lo establecido significa un aluvión de piedras contra el que se atreva a investigar... ¿No será que tal congregación se ha transformado en un experimento de laboratorio con el que alguno se divierte mirando desde el otro lado de la "jaula"?

Dios quiera que lo descrito anteriormente no se de en ninguna congregación cristiana; pero las noticias, la TV, la radio y el Internet, delatan que esos casos están sucediendo, y mucho, demasiadas veces, demasiado cerca...

Dios nos guarde, y mientras tanto, estemos vigilantes.

¿Qué es un MITO?


Un Mito es una cosa que no tiene una realidad concreta, que puede llegar a ser una fábula, una fantasía. Cuando un mito se confunde con algo real, la verdad se distorsiona. Algo así ha sucedido con el cristianismo actual, del que muchos escapan por el mítico concepto que tienen de él. Aún estamos a tiempo de hablar las verdades, a la luz de las Escrituras, la Palabra fiel y verdadera de Dios.