sábado

El Sentido de la Navidad

Bueno, ya ha pasado el famoso día de la "Navidad", y no quise publicar nada acerca de este tema hasta que pasara "la fiesta"...

Navidad significa natividad, en este caso el nacimiento de Jesucristo.

Sabemos que la fecha designada para celebrar dicho nacimiento no tiene nada de santo ni de inspirado; a grandes rasgos, era el día en que se creía antiguamente que se producía el solsticio de invierno, pasado mediados de Diciembre, pero ¿Qué tiene de especial ese día? Pues es el momento del año en que el Sol está más lejos de la Tierra que nunca, un "día de tinieblas", a partir del cual el "sol renace de la oscuridad"... Así era y es actualmente en el hemisferio norte el momento del año en que la noche viene antes, cuando el día es más corto y la luz se agota más temprano... En este hemisferio norte en que se escribieron los relatos sagrados, y donde la iglesia romana decidió que era momento de cambiar la festividad pagana que se celebraba por otra que hablara del "nacimiento de otro sol", Jesús, el de Nazaret.

No andarían pastores en los pastos en pleno invierno, y el relato bíblico no se podría dar en estas fechas, pero a estas alturas es bien difícil saber qué día nació Jesús, aunque algunas investigaciones nos podrían acercar mucho a conocer el dato... Pero ¿Será que Él estaba más interesado en que recordáramos su muerte que su nacimiento?

La Navidad es un momento magnífico del año, aún fuera de su fecha natural, para recordar que Jesús se encarnó por puro amor a la humanidad de todos los tiempos, y eso es maravilloso, pero ese fue solo el primer momento de muchos años que, día tras día tomando continuamente su cruz, le llevaron finalmente al Calvario, para consumar la obra que había venido a hacer, y es por eso que cuando vivió su último día de Pascua, le pidió a sus cercanos que le recordaran al tomar el pan y el vino, el Nuevo Pacto de Dios con los hombres...

La Navidad es una fiesta inventada por los hombres, no instituida por Dios, pero al menos me alegraría si muchos de nosotros fuésemos capaces, en estas fechas, de no perder de vista a Aquel cuyo nacimiento se celebra, el que nos regaló cada segundo de vida en completa negación, en perfección, para cumplir el requisito de ser como el cordero de la pascua, limpio, sin mancha, sin pecado, para ser el sustituto de cada uno de nosotros... y eso es motivo de gozo, de alegría y de esperanza TODOS los días del año.

Me gustaría dejaros con una historia IMPOSIBLE, porque ni se dio el caso, ni podría pasar (ya entenderéis por qué lo digo, y es que Dios no es tonto), pero a veces me gusta divagar, y con ciertas historias me digo a mí mismo por qué creo en lo que creo... Ojalá os pueda servir a vosotros también.

¿Qué pasaría si Jesús, con siete años, hubiera venido el día de la Navidad del año 2008 a contemplar la tierra? Recuerda, esto es una fábula, pero ¿Qué hubiera pensado un niñito de sólo siete años al ver nuestro festejos? Os dejo la historia, que comienza con este niño Jesús hablando en voz alta:

EL DÍA QUE JESÚS CUMPLIÓ 7 AÑOS... EN PLENO 2008

Hoy me asomé a la ventana, y estaba especialmente bonito el pueblo, todo lleno de balcones adornados con flores de Pascua, muérdagos, luces de colores... ¡Cuando yo nací no había estas cosas! Mi mamá me contó que aquel día olía mal allí; al menos los animales que producían el hedor nos rodeaban y le daban algo de calor al establo donde vi la luz de este mundo, recíen nacido en carne humana... Era una experiencia inexplicable para alguien como yo, acostumbrado a otro ambiente más... glorioso.

He descubierto un aparato muy entretenido al que llaman televisión, y es sorprendente, porque parece como si metieran gente pequeñita en una ventana, y contaran las cosas que pasan en el mundo. Gracias a ella, me he llevado una gran sorpresa, porque me he enterado que muchos celebran hoy mi cumpleaños ¿Quién lo iba a imaginar? Yo no lo pedí, pero creo que me quieren dar una fiesta sorpresa, porque veo a la gente muy atareada corriendo de un lado a otro para comprar regalos, preparar comidas suculentas, ponerse sus mejores trajes, pero ¡No voy a poder ir a todas las fiestas! ¿Por qué no celebran mi fiesta en esta casa, o en un lugar sorpresa? Un sitio está bien, pero tantos a la vez va a ser agotador...

Algo hay que no entiendo, se trata de un señor un poco obeso vestido de rojo. y blanca barba postiza. Me asusta un poco porque grita ¡Jo, jo, jooooo Feliz Navidad! Y encima dicen que viene en un trineo volador tirado por renos ¡Esos animales tienen que estar bien endemoniados para poder volar!

Bueno no sé quién es ese chapulín colorado, porque en este pueblo desde luego que no vive. Le da caramelos a los niños en las calles, y hay figuras suyas por todos lados ¿Será el encargado de prepararme la fiesta? Estoy deseando que llegue el momento, pero por si acaso, me quedaré en casa con mamá, para que la sorpresa sea auténtica.

Aún me pregunto dónde podré guardar la cantidad de regalos que me están comprando: Juguetes, perfumes, ropa... Cuando vinieron los magos fue más sencillo, porque eran cosas de gran valor que cabían en un lugar de la casa, pero esta vez no vamos a tener sitio para tanto... Y encima he visto que están escribiendo unas tarjetitas, como de felicitación, por cientos, por miles ¡Por millones! Apenas si sé leer... Voy a tardar años en leerlas todas, y si les tengo que responder no acabaré hasta que me crezca barba. Pero valdrá la pena, porque seguro que expresan lo bueno del corazón de cada persona hacia mí... Mejor me quedo un rato jugando con el caballito de madera que me acaba de regalar mi familia, y espero a que comience la fiesta; estoy entusiasmado, no podía imaginar que tanta gente se acordara de mí.

Pero pasaron las horas, y la espectativa de aquel Jesús niño se convertía con el paso del tiempo en extrañeza... ¿A qué hora le harían la fiesta? Y es que empezaba a anochecer, y esas horas no son ya para celebrar fiestas conmemorativas de nacimiento, no al menos para niños de solo siete años.

Sus padres sí sabían lo que pasaba, y pensaron que sería cruel ocultarle la verdad a su tierno hijo... Sus hermanitos eran más pequeños que él, y no entendían nada, pero Jesús estaba demasiado inquieto ese día tan especial. Por eso, María, encendió la TV en cierto canal y llamó a su primogénito, lo sentó sobre sus rodillas y lo abrazó tiernamente para que Jesús viera lo que estaba pasando.

Era un documental de cómo se celebraba la Navidad en diversas partes del mundo... La familias se unían y comían manjares especiales destinados a aquel día, y Emmanuel, como a veces le llamaban, descubrió que... Los regalos se los daban unos a otros, no eran para Él... Las tartas y pasteles no tenían 7 velitas que soplar... Ni las ropas, ni los perfumes, ni los bombones, ni las viandas eran para Él... ¡Ni siquiera los juguetes! ¡Esos eran para otros niños!

Entonces, con los ojos entornados, con lágrimas amargas resbalando por sus tiernas mejillas, Jesús abrazó a María mientras le preguntaba:

¿Por qué hacen eso, mamá? ¿No se dan cuenta del daño que me hacen? ¿Por qué celebran mi cumpleaños y me dejan fuera de sus fiestas? ¿No hay tiempo para mencionarme en sus conversaciones? ¿No hay ni un solo regalo para mí? ¿Dejarán un día como hoy a un niño sin juguetes? ¿Por qué se felicitan entre ellos y a mí me olvidad? ¡Pero si dicen que la fiesta es en mi honor y ni pronuncian mi nombre! ¿Por qué la llaman Navidad? ¿No podrían llamarla el dia de la familia, o el de "barbablanca", o el de las comilonas? ¿Le tuvieron que llamar "Mi Nacimiento"?

María lo abrazó más fuerte, José se acercó para acariciarlo, y entonces el niño, se hizo hombre de golpe por el impacto de la realidad que le aguardaba, de ese mundo lleno de indiferencia e incomprensión por parte de aquellos a los que tanto Él amaba. Fue allí, en ese momento, cuando comprendió que el barbudo usurpador de rojo le había quitado todo el protagonismo, y los regalos, y la fiesta, incluso la atención de todo el mundo, se los había llevado volando en el trineo poseído, y es que lo del color rojo fuego era muy sospechoso...

Jesús miró al cielo, y dijo en voz baja:

Padre, el trago de este cáliz va a ser más largo de lo que esperaba... ¿De verdad tengo que morir por aquellos que ni me conocen, ni me quieren, ni se acuerdan de mí, y que quizás nunca comprenderán mi sacrificio de amor puro?

Pero no hubo respuesta, Él la conocía... Había venido a este mundo para eso pero, sólo era un niño de siete años, así que además de hacer muchas preguntas, sólo sabía llorar, y apreciar el cariño de quien se lo supiera dar...

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Jesús, por eso y por muchas otras cosas, hoy te quiero decir a Ti:

¡Feliz Navidad!
Día glorioso en que viniste a dar,
Despojado de tu gloria y de tu bienestar,
A sufrir en este mundo de indiferencia sin igual,
Y a pesar de todo viniste, y te pudiste negar...
Porque me amaste primero es que te puedo amar,
y entendiendo eso repito de nuevo mi cantar:

¡Gracias por darnos esperanza!
¡Gracias por reconciliarnos con Papá!
¡Jesús, muy feliz Navidad!


miércoles

Sectas Demasiado Cercanas

Las sectas se definen como grupos radicales, normalmente religiosos, por lo general pequeños (no siempre) pero con alto índice de expansión, integrados por hombres y mujeres asociados voluntariamente tras una conversión religiosa. El tamaño de la secta suele depender del carisma del líder, y si existe algún personaje relevante o famoso de por medio, el tamaño de la secta crece de forma geométrica. Ciertas personas usan los medios de comunicación, como la TV, para adquirir ese carisma y lograr sus objetivos: El de un crecimiento masificado que llene sus bolsillos.

Para determinar si un grupo es una secta o no, podríamos fijarnos en la existencia de estas características en la organización: Intransigencia con otros modos de pensar diferentes al del grupo, intolerancia, fanatismo, dogmatismo, nepotismo, fe ciega, soberbia, obediencia a un líder o gurú y formación piramidal de la comunidad (escalafones de poder que siempre acaban en un único individuo en la cúspide).

Pero por no extenderme en demasía, me gustaría que cualquiera que leyera estas letras pudiera tener unas nociones generales acerca de las características de las sectas. Hay mucho material en la red que puede constatar esta afirmación por ejemplo en WIKIPEDIA y otros muchos lugares especializados, pero quería hacer esta aproximación desde este sitio. ¿Por qué? Porque muchos pertenecen a sectas sin saberlo; habitualmente, cada secta llama secta a las demás, a todas menos a ella misma, porque el término ha llegado a ser peyorativo (originalmente sólo designaba a un grupo de personas con afinidades comunes, con referencia a algún tema cultural, religioso o social. Ver RAE) y es que ya sabemos que el tiempo va cambiando el sentido de las palabras, como vimos en un artículo anterior sobre la palabra HEREJÍA.

De modo que te pido que hagas un ejercicio conmigo. Si te reúnes en algún lugar con más gente, si compartes afinidades en grupo, o asistes a congregaciones de cualquier índole, ve marcando cuántas similitudes existen entre las características de una secta y el lugar donde tú te reúnes. Dios quiera que no encuentres ninguna, porque si hay muchas cosas que concuerden con lo que vives... Es momento de leer la Biblia (por no decir que es momento de salir corriendo de allí).

De modo que este tema no es de risa; podríamos identificar si formamos parte de una secta, según las coincidencias de dicho lugar con un mayor o menor número de estas características. No las cito todas, pero sí algunas de las más comunes e indicativas, y mezclo en la siguiente relación algunas de las características de las denominadas sectas destructivas, que usan técnicas sutiles, pero con resultado aterradores. Ve sumando las coincidencias, y a ver con que nota pasas:

CARACTERÍSTICAS DE LAS SECTAS

1) La asociación al grupo es voluntaria, aunque puede ser inducida o fomentada. (Campañas, eventos, publicidad diversa)

2) La membresía puede presuponer cierta exigencia personal comprobada o sometida a examen por las autoridades del grupo. (Exigir para ser miembro algún ritual, tal como un cursillo, una iniciación, un "encuentro motivacional"...)

3) Puede existir una pretensión de exclusividad, por lo que sanciona con la expulsión (o algún modo de disciplina) a los que contravienen a la doctrina, preceptos morales u organizativos del grupo.

4) Puede existir una pequeña élite de personas a las que se les asigne un conocimiento o habilidades especiales, (revelación, visión) así como una supuesta autoridad que el grupo debe reconocer con sumisión absoluta.

5) Aspiración a la perfección personal (cualquiera que sea el modo en que ésta se conciba, por ejemplo, la santidad, “el karma”, la medida de buenas obras realizadas)

6) Afirmación real del sacerdocio de todos los creyentes.

7) Participación laica, en la que todos pueden tener una función con la que se sientan útiles (aunque solo lo sientan y no lo sean). Los puestos de poder, de todos modos, solo están al alcance de los que el líder decida.

8) Existencia de un líder, o grupo de líderes, cuya decisión es la única que cuenta. El líder controla todos los movimientos de los miembros, así como su dinero y no se somete a las mismas reglas que los seguidores. Pero los adeptos se creen el mensaje o se lo terminan creyendo.

9) Organización autoritaria y piramidal: No existe la democracia en ninguno de los escalones ni se permite la crítica (murmuración) y se inculca el destierro del pensamiento crítico mediante sobradas repeticiones que desalienten a los murmuradores de hacerlo, por amenaza de algún castigo, ya sea humano o divino.

10) Aislamiento de los adeptos del mundo en general y de las relaciones familiares en particular.

11) Se controla por parte del liderazgo toda la información personal que les llega, y es usada para manipular a las personas que son descubiertas en su intimidad por medio de este conocimiento con ánimo de control.

12) Se instala un discurso demonizador del "mundo"; a la vez que se insta a los adeptos a depositar una confianza ilimitada en la secta. Es decir, lo que está fuera es malo y lo que se predica en la secta es la única “verdad” aceptable.

13) Las artimañas y habilidades y carisma del líder, definen el volumen de crecimiento de la secta. Un líder famoso implica muchos miles de miembros; uno desconocido solo unos cientos de personas.

14) Se caracterizan por una notable pérdida de identidad en sus miembros, creando una especie de mundo interno donde el líder (o los líderes) posee el control total del grupo. (Ejemplo: El líder habla y los demás acatan sin pensar sus palabras como mandatos incontestables, como si vinieran de un “dios”, lo que llamo “síndrome del calienta-bancos”).

15) En muchos casos se atraen a los nuevos miembros predicando soluciones fáciles a los problemas de la vida, salidas inmediatas a situaciones de opresión personal o crisis depresivas, el pasaporte al paraíso luego de la muerte o la iluminación en vida.

16) Se utiliza la repetición continua de ciertas frase o lemas para conseguir en forma paulatina que los seguidores obedezcan ciegamente el dogma, sin espacio para opiniones o sentimientos personales de libertad de criterios, abandonando gradualmente el propio discernimiento. Esto es conocido coloquialmente como “lavado de cerebro” y se da en un porcentaje alarmante de nuestra población, justamente porque pasa inadvertido a los que son sometidos a ese proceso de “suaves palabras” y mensajes subliminales, que a veces incluso se visten de Biblia sin serlo (o de Corán, o Sabiduría Oriental, según el lugar y la cultura). Pero en todo caso son estratagemas para anular la voluntad de los integrantes del grupo.

17) Son grupos que se dotan a sí mismos de la estructura y de la organización requerida para administrar la identidad de sus adherentes en función de un conjunto claramente definido de creencias o ideologías, pero además hay que considerar que las sectas presentan un inconformismo frente a las iglesias denominadas mayoritarias, y a veces rivalizan con estas para superarlas en número. (Esto no excluye de ser secta a los grupos mayoritarios que cumplan las otras características antes citadas).

18) Los líderes suelen conseguir que otros trabajen para ellos, tanto en la organización, como fuera de ella para suministrarles dinero suficiente para su vida cómoda (cuando no abusan con riquezas y lujos desmedidos, que muchos casos hay también de ello).

19) Por ello, suele existir algún tipo de cuota económica para los miembros, que asegure la buena continuidad monetaria del líder (llámense compromisos, ofrendas, diezmos...)

20) Aunque digan basarse en algún libro sagrado, usan esas enseñanzas fuera de su contexto, con el fin de hacer entender los propios propósitos de la organización. Eso explica la cantidad de movimientos existentes, incluso en el cristianismo, en el que todos dicen tener como única base la Biblia pero cada cual predica una cosa. El problema no es la mejor o peor interpretación de la Biblia, el problema es la ignorancia e indiferencia del pueblo que ni se preocupa por estudiarla, porque de hacerlo descubriría a muchos falsos maestros...


El parecido de estas características con la realidad de muchos grupos religiosos “cristianos” actuales que sobreentienden la supremacía del líder y las demás cosas citadas, es estremecedor, alarmante.

Hay que aclarar que entre las sectas hay distintos grados de peligrosidad o supuesto daño a sus componentes. Evidentemente, hay sectas o movimientos que llegan a producir vejaciones, daño físico, y diversas depravaciones, cosas que son llamativas y nos avisan inmediatamente de que algo no marcha bien en ese lugar, pero ¿Qué hacemos con esos daños que no son tan visibles? ¿No son malos los daños a largo plazo que no se ven de forma inmediata? ¿Nos quedamos de brazos cruzados ante los daños morales provocados en las personas? Las sectas que se distinguen por las características citadas arriba, pero lo peor es que tienen efectos secundarios, pues provocan en sus presas trastornos a medio y largo plazo, tales como: Miedos, inseguridad, culpabilidad injustificada, pánico a la muerte, realidad distorsionada, paranoias, depresiones que pueden llevar al suicidio, y ateísmo: Una desilusión tal, que hace que la gente deje de creer en Dios (en ese que le vendieron en la secta pero que no es la verdadera imagen de Dios [ver artículo anterior]) y les lleva a la más profunda desesperación...

Es demasiado serio este asunto, con secuelas que en ocasiones nadie percibe o sabe solucionar. Por eso, si te parece, por cada característica que hayas detectado entre las 20 de arriba que se den en algún lugar que frecuentes o conozcas, le asignas un punto... Y si pasas de diez en este test ¡Sal corriendo ya! Y si después de llegar aquí piensas que el sectario soy yo, porque a ti no te puede pasar eso ¡Entonces anota 3 puntos más de castigo! (ja, ja, es broma) Ya fui un sectario por mucho tiempo, y ando desintoxicándome, (Dios me guarde de caer de nuevo en sus garras) y te aseguro que vivo mucho más feliz que antes...

Dios no habita entre fariseos, ni entre ladrones que hacen negocio del Evangelio, ni entre manipuladores que solo pretenden sacar reconocimiento, fama o dinero de sus “fieles”...

No me corresponde a mí decirte esto quizás, es cosa de Dios con cada cual, pero me vas a perdonar, porque veo a demasiada gente sufrir a causa de esto, gente a la que quiero, a la que aprecio, y aún a la que amo, y no puedo callar como si no fuera mi guerra, porque lo es. Está claro que Dios es el que debiera tener la primera y la última palabra en todo esto (no yo), por algo Él es Alfa y Omega, Principio y Fin, pero hay momentos en los que uno no puede callar más.

domingo

El Dios de los Ateos

Dicen que ateo es aquel que no tiene o no cree en Dios, en ningún Dios, pero esa es una afirmación que, pese a parecer categórica es demasiado subjetiva ¿Por qué?

En cierta ocasión, Máximo IV, un "patriarca" cristiano, recitó estas palabras:

"El ateo, al rechazar a Dios, lo que rechaza es la imagen que él se ha formado de Dios, y es posible que, si hubiera sabido a tiempo que había otras imágenes y las hubiera aceptado y vivido de antemano, no habría llegado a la negación. Es fácil descartar el ídolo que uno ha fabricado cuando deja de funcionar. Yo tampoco creo en el dios en que los ateos no creen".

Todos sin excepción, tenemos la tendencia de hacernos una imagen de lo que está arriba en los cielos: Unos le ponen cara, o color de pelo y ropajes especiales; otros le atribuyen penas y glorias, hazañas y desgracias sísmicas; otros le prejuzgan como juez injusto, sin darse cuenta de que ese juicio les convierte a ellos mismos jueces (injustos), que juzgan sin dejar a Dios que se defienda (si es que quisiera hacerlo); otros lo asemejan a estatuas e imágenes que ni ven ni oyen ni caminan, pero las culpan luego por no responder a sus plegarias; otros dibujan un dios justiciero e inmisericorde; otros por el contrario solo creen en el dios que lo perdona todo sin más, el que es como necio que no se da cuenta de nada; y están los que piensan que son muchos los dioses, o los espíritus, o los antepasados y ancestros; y como no, están los que jamás ni siquiera escucharon el nombre de Jesús… ¿Qué se yo cuántos modelos de personas hay?

Y todos y cada uno de estos grupos, y los miles que no habré citado, forjan la imagen de “su dios”, que llega a ser incluso imperfecto, titubeante, errático… Y claro ¿Cómo creer en semejante dios? Como dijo Máximo IV, “yo tampoco creo en ese dios que ellos han negado” porque han negado una imagen, un sucedáneo, una desfigurada copia, sin darle la oportunidad de manifestarse al verdadero Dios. No, no soy el que tiene todas las llaves para abrir los baúles del conocimiento, pero si por algún motivo conoces a alguno de esos que “no cree en dios” (o mejor, que no cree en “su” dios), no dejes pasar la oportunidad de mostrarle con tu vida cómo es en realidad el Hacedor de maravillas.

¿No eres capaz de hacerlo? ¿No sabes mostrarlo en tu vida? ¿Piensas que yo tampoco lo hago? Pues nos queda mucho camino entonces, porque debiéramos ser cartas escritas por el Espíritu de ese Dios que muchos no conocen aún, y si no le hemos dejado poner ni una sola palabra para que puedan leerla los que nos rodean, entonces es momento de pensar si de verdad hemos conocido a Dios, si hemos experimentado ese “popular” nuevo nacimiento relatado en el capítulo 3 del Evangelio de Juan. Aclaro en este punto, que “nacer de nuevo” no consiste en una “oración mágica” seguida del desinterés más absoluto por Él. Una oración no equivale al arrepentimiento, ni al cambio de rumbo, ni al deseo de volver al origen anterior a ese hombre caído en el Edén, ni a creer con todo el corazón...

¿Cómo es el Dios en el que crees? ¿Ha marcado tu vida? ¿Te ha sellado con Su Espíritu? ¿Cómo le conoces? ¿De primera mano o por las predicaciones de otros?
Pues, si hemos de tirar algún mito en este día, creo que no hay otro más importante que este:

NO ES LO MISMO CONOCER COSAS ACERCA DE DIOS QUE CONOCER A DIOS.

Buscar es el principio del camino para hallar, y si muchos no le conocen hoy, no es porque Él no se haya mostrado, sino porque no le han buscado a Él, sino a lo suyo...

Demasiadas personas conozco (y yo fui uno de ellos) que en lugar de buscar a Dios, sólo se acuerdan de Él para recibir los beneficios que dicen que ofrece: Prosperidad, salud, milagros, experiencias místicas, sentirse útiles, encontrar trabajo, paz interior... “Panes y peces” en definitiva.

No digo que Dios no sea capaz de dar esto y más, pero a veces pedimos mal, pensando solo en nosotros y olvidando el reino de Dios y la voluntad del Creador.

Luego de formar falsas expectativas, estas pueden no cumplirse y culpamos por ello a ese Dios que “fabricamos” a nuestra conveniencia. A veces, ni siquiera lo hemos fabricado nosotros mismos, sino que hemos creído sin vacilar el dios que algunos “iluminados” se inventaron, por desconocimiento, por ignorancia, o incluso con mala intención para obtener un beneficio (económico, mayormente) de aquellos adeptos a los que convencen. Por eso, yo tampoco puedo creer en ese dios que algunos se inventan, y desde luego que no podría creer en ese Dios que se fabrican los ateos, es lógico que ellos tampoco lo hagan, porque Dios no es así.

No hablo con conjeturas, hablo de algo que aparece en los famosos “Diez Mandamientos”. El segundo de ellos ha sido objeto de burla de muchos que hoy se llaman cristianos, y ha sido suplantado por otras palabras que dijera Jesús muchos años después de esto. Por supuesto que las palabras de Jesús tienen validez innegable, pero ¿Por qué olvidar lo que Dios le dijo a Moisés un día? (Lo digo porque muchos parecen querer vivir en la ley. Pero lejos de ellos, podemos extraer enseñanzas del segundo mandamiento, que dice:

“No te harás imagen*, ni ninguna semejanza* de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy tu Dios, fuerte, celoso...” (Éxodo 20:4-5, versión RV).

*Imagen (hebreo: pésel) es una talla, una imagen esculpida, una estatua.
*Semejanza (hebreo: temuná) es forma, manifestación... Incluso fantasma (algo no visible)

De donde el segundo mandamiento no solo “condena” la talla de cualquier tipo de imágenes (de Dios o cualquier otra criatura, incluso humana) sino que también advierte contra las “semejanzas”, que pueden ser esas imágenes que formamos en nuestras mentes y con las que inventamos a ese dios enclenque que no es el verdadero Todopoderoso, magnánimo, justo, lleno de amor y que a la vez no puede ser burlado; nuestros pensamientos acerca de Dios no tiene por qué ser iguales al propio Dios.

Es tiempo de meditar en los caminos que andamos, para ver a dónde nos conducen, y procuremos no hacernos nuestras propias imágenes de Dios, que si estuvieran erradas, nos podrían alejar de Él en lugar de acercarnos. Dios no es un mito, tampoco es una religión; solo buscándolo de veras, en primera persona, se le puede encontrar. Y luego vendrá lo demás...

El Pozo

Si me lo permitís, me gustaría compartir un pensamiento en clave de humor, quizás un tanto irónico, pero en nada deseoso de ofender a nadie, porque yo mismo estoy retratado en esta fábula que viene a continuación, de modo que ni yo me escapo hoy… Quizás tú sí lo consigas.
Mi lucha es estar libre de pecado ¿Pero para qué? ¿Para tirar la primera piedra? No, mejor tiraré esta especie de parábola que comienza con un pareado:



Un hombre cayó en un pozo del que no podía salir.
Por fortuna estaba seco, pero se vio atrapado allí…

- Un matemático le dijo: Calcularé la parábola que describiste al caer en ese pozo.
- Un periodista le dijo: ¿Cuánto pides por la exclusiva de la historia del pozo?
- Un recaudador de impuestos dijo: ¿Ha pagado usted el impuesto sobre caídas inmuebles?
- Un abogado dijo: Le dejo mi tarjeta por si quiere reclamarle daños y perjuicios al dueño del pozo.
- Un barrendero dijo: Haga el favor de no echar tierra fuera del pozo, que lo ensucia todo.
- Una persona auto-compasiva dijo: ¡Este pozo no es nada comparado con el mío!
- Un "criticón" dijo: Vaya, vaya ¿Te caíste en el pozo verdad? Deja que se lo cuente a mi vecina…
- Un psicólogo dijo: Hasta que no creas en ti mismo, y visualices que puedes salir de ahí, no conseguirás nada, y te quedarás hundido en el pozo.
- Un catastrofista dijo: Más vale que te acostumbres a estar ahí, porque cuando te mueras te quedarás para siempre bajo tierra.
- Un optimista dijo: Alégrate, que las cosas te podrían ir peor fuera del pozo.
- Un pesimista dijo: Las cosas van a empeorar en los pozos.
- Un mentalista dijo: Es el momento para que te concentres en ti, y no en el pozo. Debes limpiar tu ser interior de malas influencias…
- Un hipnotizador dijo: Estás cansado, duerme… Ahora está en el Caribe, tomando el sol en la arena…
- Un corredor de seguros dijo: Si perteneciera a mi compañía le indemnizaríamos por cada día de permanencia en el pozo, pero como no aceptó mi oferta en su día…

Luego de pasar toda esta gente, como era domingo, comenzaron a pasar personas de distintos “grupos religiosos”:

- Un fariseo dijo: Solo la gente mala cae en el pozo, así que tú te lo has buscado. Iré a buscar piedras…
- Un levita le dijo: Ahora no tengo tiempo para ti, tengo que limpiar el templo.
- Un católico dijo: Encomienda tu escalada a San Bernardo de Mentón, el patrono de los alpinistas.
- Un musulmán dijo: Alá es grande. Entonces le marcó donde estaba el oriente para que supiera hacia donde dirigir sus plegarias.
- Un monje budista dijo: Seguramente fuiste una mala hormiga en una vida anterior, y por eso has vuelto ahí, para que recapacites.

Y por último, como sus reuniones son un poco más tarde, pasaron algunos grupos de cristianos:

- Un tele-predicador le dijo: Estás ahí por no hacer donativos a mi ministerio glorioso.
- Un tele-evangelista dijo: Pon tu mano sobre la pared del pozo y ¡Recibe el milagro ahora! ¡Sales del pozo! Como no consiguió que saliera de allí, le invitó a que asistiera a su próxima cruzada de fe y milagros.
- Un ujier (acomodador) de cierta congregación le dijo: No tengo tiempo para sacarte, tengo que llegar al templo antes que nadie para abrir la puerta.
- Un líder de alabanza dijo: Mientras que estés en el pozo, canta al Señor, y si escuchas el ritmo que sale de “mi iglesia”, bate las palmas con fuerza, aún en lo profundo de tu problema, como Pablo y Silas.
- Un tesorero le dijo: Después le digo al ujier que pase por aquí para recoger tu ofrenda.
- Un adventista dijo: Algún día vendrá el Maestro, y entonces no importará que estuviste en un pozo.
- Un reformista dijo: Ahora tienes tiempo para pensar en qué reformas le harás al pozo.
- Un fundamentalista dijo: Mereces estar en el pozo.
- Un bautista dijo: Necesito ir a estudiar un poco, para ver si descubro por qué caíste en el pozo.
- Un pentecostal dijo: Sólo confiesa que no estás en el pozo ¡Declara que eso no es un pozo!

Creo que ese día solo salieron a la calle los “malos cristianos”, porque estoy seguro que tú, aún perteneciendo a alguno de esos grupos, no te habrías quedado impasible… Mala suerte para el pobre hombre que no pasara alguno de nosotros por allí ¿Verdad? Porque nosotros sí sabemos hacer las cosas bien…

Finalmente pasó por allí Jesucristo. Viendo al hombre hundido en el pozo, se tiró al suelo, ensució sus ropas, le extendió la mano para tomar la suya, y lo ayudó a salir de allí. Luego le dijo: “Cree en mí, que soy la Vida y el Camino, no peques más, ya has visto que yo te puedo ayudar…Persevera hasta el fin y serás salvo…”

De manera que quien diga ser cristiano, que transforme su conocimiento de Dios en fe confiada, y que ponga esa fe a trabajar, para ayudar a cuantos le rodean a salir de sus “pozos”.

Todo lo que estudiemos nos enriquecerá, todo lo que descubramos nos hará crecer, todo lo que compartamos nos edificará… Y el fruto de todo eso deberá acercarnos a conocer el Amor que obra desinteresadamente, el que surge de un corazón lleno de la plenitud de Dios, y que no hace las cosas porque lo digan ciertas normas, sino porque ese precioso Amor mismo es el que provoca gratitud, esa gratitud que hace que actúes como Cristo haría.

Recordar el capítulo 13 de la Primera carta de Pablo a los Corintios, no nos vendría nada mal a estas alturas, y leerlo como no habiéndolo leído nunca antes nos podría ir bien; quizás aprendamos algo que creíamos saber...

Hacer las cosas bien no es en sí el amor, pero no puede el Amor vivir sin ese bien obrar.

martes

Soy un Hereje

Recordando al mono del post anterior, ese que quería llegar arriba y tomar los jugosos plátanos pero cada vez que lo intentaba recibía una paliza de sus “compañeros”, tengo que decir algo ¿Sabes que tiene nombre? ¿Sabes como le llaman los demás chimpancés? Le llaman HEREJE…

Le llaman hereje por querer alcanzar algo mejor.
Le llaman hereje por no conformarse con lo mismo que “su grupo”
Le llaman hereje por investigar si esos “plátanos” pueden ser buenos… O quizás no.
Le llaman hereje porque no opina igual que la mayoría.
Le llaman hereje por querer encontrar explicación a esas “palizas irracionales”.
Le llaman hereje por sentirse libre para actuar como cree que debe hacerlo.
Le llaman hereje por no ser un preso oprimido por las normas institucionales.
Le llaman hereje por pensar, por no agachar asustado su cabeza.
Le llaman hereje por soñar que quizás haya una vida mejor fuera de “las cuatros paredes” de la jaula…

¿Y sabes lo peor? Que los mismos “compañeros” que le llaman “hereje”, son presa de sus propios prejuicios, de costumbres adquiridas y repetidas irracionalmente, incluso en el uso de esa palabra “hereje”… Y es que en una jaula no se puede soñar con vivir fuera de ella, ni con saltar de árbol en árbol tomando la comida fresca por uno mismo… Eso es una utopía, de modo que mejor se etiqueta al tipo que lo intente de “hereje” (cual insulto semejante a una condenación eterna y segura), y así nadie más querrá seguir los pasos del osado/a.
Si quieres leer más del tema, puedes...

El tema es que si hablamos de religiones, cristianismo y varios, es paradójico que (sin querer entrar en discusión entre grupos denominacionales) los católicos llaman herejes a los protestantes, los evangélicos hacen lo propio con los católicos, dentro de cada uno de estos grupos hay subgrupos o sectas (perdón, quise decir denominaciones) que igualmente afirman que los demás son los herejes… Y en todo este revuelo, multitudes de personas mueren sin saber que hay un Cristo maravilloso, y que es el Camino para alcanzar la vida plena, y la eterna, porque Él mismo es la Vida.

Y cuando digo esto, tengo que aclarar que la palabra “hereje”, en el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, tiene como primeras definiciones estas:

1.Persona que niega alguno de los dogmas establecidos por una religión.
2.Persona que disiente o se aparta de la línea oficial de opinión…

Pero no deja de ser curioso como este ilustre diccionario es también presa de la cultura represiva en que fue escrito, porque etimológicamente hablando, la raíz original de “hereje” para nada tenía que ver con la religión, de modo que ¿A qué viene esa primera definición? ¿Quién marca cual es el dogma correcto? ¿La Academia de la Lengua ahora imparte clases de Teología? (*) ¿Y nosotros le seguiremos la corriente una vez más? Pues yo no tengo esa intención.

En la WIKIPEDIA podemos leer muchas cosas acerca de esta palabra:

“Basándose en la etimología griega de la palabra, que proviene de "hairesis", que significa una elección o un grupo de creyentes, es una escuela del pensamiento. La herejía es la expresión de una visión desde algo preestablecido, un credo. Por ejemplo, los católicos creen herejes a los protestantes, mientras que para algunos no católicos el catolicismo es considerado como la "Gran Apostasía". En la antigüedad no tenía un significado peyorativo.”

Por otro lado, recomiendo la lectura de un artículo publicado por “Monja Clandestina” en su blog Teosubversión, y también su segunda parte de la que extraigo algunos recortes y me permito resaltar algunas citas:

La palabra hereje viene de “hairesis”: Decisión tomada, me permite ser hereje sin tener que pedir perdón. […] La palabra "hairesis" era en principio "airesis." De "airesis", vino "airetikos", siempre dentro de la matriz griega. "Airetikos" se refiere a un acto que se salga de lo establecido, sin que necesariamente signifique una contravención ni una ilegalidad. Se trataba de una libertad de elegir, y esa elección no constituía delito. […]

Pero elegir fuera de las normas propias de lo común y corriente, le daba al "airetikos" cierta notoriedad. No siempre una mala notoriedad. "Airetikos" podría ser un artista fuera de lo ordinario, es decir extraordinario, alguien que se expande fuera de las normas teóricas de lo artístico y que sale de lo convencional. En la antigüedad, a muchos de los mejores geómetras y matemáticos se los elogiaba por "airetikos", por haberse atrevido a indagar más allá de lo establecido. […]

Sin querer darse cuenta, algunos evangélicos y protestantes toman la misma definición de Hereje y Herejía que la que quedó como uso local de mano de escolásticos, inquisidores y conciliares católicos.
..

El sustantivo "pro-airesis" muestra que la herejía puede ser más bien saludable y honesta, que puede ser una muestra incluso de la libertad de conciencia para poder tomar decisiones en cuanto a la fe. Cuando una persona tiene "pro-airesis", tiene madurez, es una persona adulta con capacidad intelectual desarrollada que le permite tomar decisiones independientemente de todos sus ayos.

De modo que cuando empleamos la palabra “hereje” como sinónimo de algo malo o de desvío doctrinal, en realidad NO estamos tomando el sentido original de la palabra, sino el que le dio la historia de la iglesia “católica”. Veamos:

La historia comienza gobernando Constantino I el Imperio Romano, a principios del siglo IV d.C. Tuvo lugar en el año 317 el Concilio de Nicomedia (Nicea en latín) que entre otras cosas se erigió como tribunal para condenar a Arrio con la excomunión, si este no se retractaba de sus “pensamientos heréticos”, es decir, fuera de lo establecido por los dogmas que se estaban estableciendo por entonces. Aquí comenzó a usarse en todo despectivo o amenazante la palabra hereje (hasta entonces había sido algo así como sinónimo de elegir…)

Por no alargar la historia, podemos llegar hasta el año 1656 donde se dicta la bula “Gratia Divina” que da por definir la herejía como: “Enseñanza, creencia o defensa de dogmas, propuestas u opiniones en contra de las enseñanzas de la Santa Biblia, los Santos Evangelios, la Tradición o el Magisterio” [énfasis añadido].

Muchos textos corroboran el peregrinar hasta el deterioro del término “hereje”, pero baste con algunas anotaciones para tomar conciencia del cambio semántico:

“Se llama herejía la negación pertinaz, después de recibido el bautismo, de una verdad que ha de creerse con fe divina y católica, o la duda pertinaz sobre la misma” (Código de Derecho Canónico - CIC can. 751). -CIC# 2089.

“La herejía es la oposición voluntaria a la autoridad de Dios depositada en Pedro, los Apóstoles y sus sucesores y lleva a la excomunión inmediata o "latae sententiae" (Ver CIC can. 1364), es decir, a la separación de los sacramentos de la Iglesia.”

Bajo esta torcida visión, pretendían explicar por qué algunos personajes, fueron considerados herejes por motivos doctrinales (Lutero, Erasmo, Pedro Valdo, Calvino, Valentino y Pelagio…) La lista sería interminable. Pero sorprende aún más como convivió con la historia del “cristianismo” la que podríamos denominar “herejía científica” que en lugar de considerar la ventaja de tener mentes privilegiadas que traerían avances tremendos al mundo, prefirieron usar nuevamente la palabra “hereje” en tono despectivo y acusador, con personajes como:

- Hypatia de Alejandría, que a principios del siglo V de nuestra era, murió golpeada, arrastrada desnuda por la ciudad y despellejada, por el simple hecho de ser una adelantada filósofa y tener una mente preclara para la aritmética… como “problema añadido”, era mujer. Algo que parece estar ligado a ella, fue que uno de los lugares donde se la había podido ver a menudo, fue quemado por otros “cristianos”; hablamos de la famosa “Biblioteca de Alejandría”.

- Copérnico murió después de publicar un libro que establecía que la Tierra no era el centro inmóvil del Universo… Ya conoces la historia.

- Galileo Galilei tuvo que retractarse por decir que la Tierra giraba alrededor del Sol, para no morir de manos de la Inquisición…

¿Y qué diremos si recordamos a Jesucristo? ¿Acaso no fue un hereje para los supuestos “entendidos religiosos” de su época? ¿No creían que se salía del tiesto con sus enseñanzas y afirmaciones?

¿Por qué le cuesta tanto a nuestra cuadriculada mente admitir los cambios?

Por eso, en vista de esta escueta lista de personajes que marcaron historia, que fueron catalogados de “herejes”, podríamos decir que verdaderamente lo fueron, pero no en el sentido despectivo con que los catalogaron, sino con el del origen real de la palabra, el de personas que DECIDIERON ser distintas, formar parte de algo diferente, sobresalir en sus respectivas épocas por buscar (cada cual a su modo) la verdad, o un mayor entendimiento del mundo que les rodeaba.

De modo que si alguno quiere seguir diciendo hereje para descalificar a otro por su forma de pensar, que lo siga haciendo, pero a sabiendas de que le sigue la corriente a la “Santa Inquisición de la Iglesia Católica Romana”.

El Nuevo Testamento (versión RV60) usa la palabra “herejía” (gr. Airesis) solo en 3 ocasiones:

El texto más comprometido está en Gálatas 5:20, porque la palabra aparece con el matiz de su otra acepción, la de separación que puede desembocar en divisiones (a causa de pensar distinto). Se ve claro el sentido leyendo las palabras que cita inmediatamente antes y después en el texto bíblico (enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias…)

En 2ª Pedro 2:1 dice “herejías destructoras” donde no es la primera palabra la mala, sino el hecho de que esas decisiones tengan el propósito de destruir (ya que por sí sola, la palabra “herejías” no sería sinónimo de nada negativo en este contexto).

En Hechos 24:14 es Pablo el que dice a Félix: “Pero esto te confieso, que según el Camino que ellos llaman herejía, así sirvo al Dios de mis padres”. De modo que si seguir a Cristo es una herejía, con gusto me alegraré de que me llamen hereje.

Los que hoy dicen “hereje” bien podrían plantearse cambiar el término por: Falsos maestros, falsos profetas, engañadores, mentirosos, manipuladores, tergiversadores de la verdad, lobos vestidos de oveja, contenciosos y en algunos casos incluso blasfemos…

Sé que no es demasiado probable el hecho de que, tras cientos de años y millones de personas usando la palabra tratada en modo despectivo, esto cambie; pero al menos yo intentaré usar la palabra “hereje” con su significado inicial, como algo BUENO, como la DECISIÓN YA TOMADA de salir de lo aceptado por la mayoría, con el fin de investigar hasta estar plenamente convencido de por qué creo en lo que creo. Por eso, marcaré una sonrisa en mi rostro, alzaré mis ojos a los montes… Y cantaré esta canción:

“Quizás muchos piensen que un hereje soy,
Yo mientras sonrío, porque contento voy;

No me ofende esa palabra, a Dios gracias le doy,

Porque sigo en su Camino, ahí es donde estoy.”


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NOTA (*): El Diccionario de la Lengua Española, comete el mismo error de definir bajo el filtro doctrinal católico romano otras muchas palabras (además de la citada “herejía”). Algunos ejemplos que podríamos dar son: Bautismo, penitencia, blasfemia, pastor o sacramento.

domingo

Como Monos

En cierta ocasión, unos científicos norteamericanos decidieron realizar un experimento con chimpancés, para determinar si ciertos agentes externos eran capaces de modificar sus conductas habituales. La prueba se iniciaba encerrando diez monos en una gran jaula que imitaba su hábitat natural, y en él, un lugar destinado a depositar las raciones diarias de comida.

Al principio, se acostumbró a los primates a comer dos veces por día, mañana y tarde, a una hora determinada e inamovible. Los animales pronto se acomodaron a los horarios, al punto de saber cuando vendrían los comestibles que se deslizaban por esas mágicas trampillas. Hasta aquí todo bien.

La primera variante fue descolgar cierto día, fuera del horario de comida establecido, una piña de plátanos frescos y jugosos. Los chimpancés no lo esperaban, pero en cuanto vieron ese "regalo caído del cielo”, se lanzaron sobre él; lo que no esperaban era el potente chorro de agua a presión que les dispararía para disuadirlos de tomar esos plátanos, y es que la recia descarga acuífera les impactaba con tanta dureza que los hacía caer al suelo. Además, otros chorros se disparaban en toda la jaula, de modo que todos los monos se mojaban; lógicamente eso producía un enfado general.

La historia se repitió varios días, hasta que la mayoría de la comunidad aceptó que esos plátanos eran intocables... Pero aparecía de vez en cuando algún mono rebelde que intentaba alcanzar los codiciados manjares. Como los chorros de agua no solo mojaban al asaltante, sino a todos los demás, la comunidad decidió darle una paliza al que se atreviera de ellos a intentar llegar al techo en busca de los plátanos... Al fin y al cabo, la comida no les faltaría, pues a la hora acostumbrada llegaban las raciones diarias de comida de gran calidad.

Llegó el momento en que ninguno de los monos hacía ni el más mínimo intento por alcanzar los frutos venidos de arriba; ese fue el lapso escogido por los científicos para añadir otra variante: Sustituyeron uno de los primates por otro nuevo.

Al día siguiente, cuando "la tentación" apareció colgada, el nuevo mono se abalanzó sin pensarlo sobre ella, pero la reacción de su comunidad estaba ya trazada, y el pobre chimpancé tuvo que soportar a todos sus compañeros golpeándole, chillándole y disuadiéndole de acercarse a ese peligroso cebo; hay que notar que desde ese día el agua no volvió a caer nunca más, pero los monos no estaban dispuestos a que sucediera de nuevo, de modo que no permitirían más intentos temerarios, no fuera que el agua presurizada volviera a incomodarlos. No tardó mucho el nuevo chimpancé en comprender el sistema, y pronto se conformó a ver bajar y subir aquellos maravillosos plátanos sin que nadie los tocara, pero nunca “pudo comprender” por qué no le dejaban asir aquellos frutos llamativos...

Pasada esta fase, los humanos sustituyeron un nuevo mono, y evidentemente, se repitió la historia del novato agredido por sus congéneres al intentar tomar los frutos "no permitidos". Luego vino un tercero, un cuarto... Hasta un décimo chimpancé novel a la jaula, que a golpes aprendió la lección. Ninguno de los nuevos inquilinos sufrió jamás el ataque del chorro presurizado, solo aprendió la furia con que los otros vecinos de jaula embestían contra el que lo intentara, por algún motivo “misterioso”.

Llegado este momento se dio por concluido el experimento, y lo consideraron un éxito absoluto ¿Pero por qué?

Los estudiosos consiguieron establecer una pauta en la comunidad simia: Ninguno de los primates se acercaría más a los substanciosos plátanos que cada día bajaran a la vista de todos. Lo curioso del experimento es que, al no quedar ninguno de los diez monos que comenzaron el experimento, ninguno de los enjaulados sabía exactamente qué pasaría si uno de ellos llegara a coger los plátanos; ninguno de ellos había recibido el impacto de los chorros a presión que recibieron los primeros, sin embargo ni uno solo de ellos se atrevería a intentarlo… ¡Por temor a la amenaza de sus propios compañeros!

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¿No te resulta curioso lo que una costumbre adquirida puede hacer? Alguno puede pensar que estos experimentos solo funcionan con animales, pero hoy día hay humanos que se comportan de manera semejante a estos monos: Hay gente que sigue costumbres y supersticiones sin saber de dónde vienen, ni quién las inició, ni qué pasaría si algo cambiara, ni siquiera saben si son beneficiosas o perjudiciales ¡Pero las siguen haciendo!

Y profundizando en la herida, decir que hay lugares que se llaman cristianos (de cualquier índile), en los que se establecen ritos, liturgias y tradiciones que se convierten en ley intocable: Quien ose remover esos cimientos, puede salir mal parado, y tachado de rebelde, mal cristiano, murmurador, obstáculo, piedra de tropiezo, falso maestro, cuestionador de la autoridad, orgulloso, engañador, insumiso, irreverente... E incluso, algunos usarán palabras mal empleadas, sin saber siquiera lo que de veras significan, con la única intención de ofender, palabras tales a estas: Apóstata, hereje, anticristo...

El sistema funciona así, y habría que plantearse quién movió los hilos para que así fuese ¿Quién maneja el asunto para que todos se comporten como marionetas que siguen el guión establecido por alguien que no conocen y por razones que ignoran? Cualquiera que sea manejado por ese “ente”, argumentará una simple frase: "Me lo enseñaron así. No hay más que hablar. No debo cuestionar o estaré murmurando"

Las costumbres de los pueblos son vanidad, dice en Jeremías 10:3, refiriéndose a una de las cosas que solían hacer en aquella época sin pensar ni cuestionar su veracidad: La idolatría, la adoración a imágenes. Entonces hacían estatuas… Hoy aún las hacen, pero también existen otros ídolos, de carne y hueso. Y hay otros sirven al dinero, otros veneran las normas vestidas (disfrazadas) de religión, otros se idolatran a sí mismos… ¡Hay tantos “dioses falsos”! ¡Tantas cosas que se hacen sin deliberar!

Por eso hemos de plantearnos seriamente cada una de nuestras convicciones y creencias, no con la intención de dudar por sistema de todo, sino para encontrar el equilibrio que viene al hacer las cosas con entendimiento y convicción, y no por la pobre razón de imitar sin sentido lo que otros hacen. Recapacita en lo fácil que le puede resultar a alguien sin escrúpulos manejarte para su propio beneficio si no conoces el por qué de tus actos, de tus creencias, de la forma de ser de Dios, de lo que dice la Biblia... ¿Me lo estoy inventando acaso? Pues recuerda lo que dice en 2ª Pedro 2:1-3:

“…Como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina. Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad será blasfemado, y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas…”

La siguiente pregunta puede parecer fuerte, pero lo único que pretende es que pensemos honestamente en algo. Si hacemos cosas en las congregaciones sin saber por qué, si nos mueve el temor al “qué dirán”, si decir algo distinto de lo establecido significa un aluvión de piedras contra el que se atreva a investigar... ¿No será que tal congregación se ha transformado en un experimento de laboratorio con el que alguno se divierte mirando desde el otro lado de la "jaula"?

Dios quiera que lo descrito anteriormente no se de en ninguna congregación cristiana; pero las noticias, la TV, la radio y el Internet, delatan que esos casos están sucediendo, y mucho, demasiadas veces, demasiado cerca...

Dios nos guarde, y mientras tanto, estemos vigilantes.

miércoles

Caminando Silencioso

Caminaba entre flores silvestres que me regalaban ociosas la esencia de sus aromas. El día despuntaba, los colores se hacían más intensos y en medio de semejante estampa yo solo pretendía huir, escapar del ruido, de las voces, de las mentiras, de la falsedad y de mí mismo.

Me ilusionaba “escuchar el silencio”, oír esa voz callada que se entiende sin sonido alguno, esas palabras que brotan desde adentro y que revelan la esencia más oculta e interna de uno mismo, las que me escudriñan y muestran mi condición.

En esa búsqueda me adentraba, y no solo en ella, sino también en el bosque. Los caminos se estrechaban, se diluían, se perdían. Algún animalillo curioso se asomaba para contemplar la escena inusual: Un hombre en silencio. Parecían entender que no los buscaba a ellos, y por eso creo que algunos osaban acercarse desafiando incluso el supuesto peligro del depredador que podría ser yo. ¿Pero por qué lo hacían? No lo supe.

En medio de la quietud, todo se convierte en alboroto: Un seto que se mueve, un roedor que se esconde, una nutria que disfruta del banquete de su última captura… Y contemplándolo todo, como de prestado, un sombrero inmóvil de cuero sobre la cabeza de un hombre quieto: Nuevamente yo.

¿Y qué decía el mudo silencio –preguntarás quizás? Sencillas palabras: Calla, mira, aprende, sigue escuchando; solo eso, no más.

Majestuosa luminaria diurna, Sol fulgente, enviando calor desde todo lo alto y sin pedir nada a cambio de su regalo. Suave brisa, aire fresco que aliviaba el calor producido por los rayos del astro sobre la maleza; en medio de aquel paraje bucólico, la sombra era un alivio, un refugio, un descanso.

El verde manto vegetal recibía el calor con alegría, esperanzado en que llegara la noche, aquella que vendría con su frescor húmedo, regando quietamente cada hoja, cada tallo, dando vida, complementando lo que el día no era capaz de regalarle a la tierra. Pero ese momento nocturno no llegaría de improviso, el día tenía mucho que decir aún en aquel bosque, y sus palabras debían ser sabias, entendidas, claras… Pero el día no hablaba.

Mientras tanto el tiempo se escurría como agua entre los dedos de mi mano, los animales vagaban en sus rutinas, las copas de los árboles bailaban con la música de la suave brisa. Y perdida entre tanta vida natural, aquella vara, a modo de bastón, sujetando la mano derecha del cuerpo humano que observaba perplejo: Seguía siendo yo.

No era momento de cantar, ni de rezar, ni de hablar, ni de gemir, ni de comer: Era tiempo de esperar, de estar dispuesto para escuchar algo anhelado, pero ¿Oír qué? Oír a Dios, eso buscaba...

Y es ahora cuando viene esa palabra que tanto placer da a los humanos pronunciar: ¡Imposible! Él estará muy ocupado en sus asuntos, escuchando los rezos de las multitudes, las plegarias de los religiosos, atendiendo a los personajes ilustres que salen por la televisión, los que se adornan con verborrea vana, los que se visten como pavos reales y se engalanan con sus mejores telas para aparentar santidad y reverencia ante ese gran Dios. No esperes más –dice esa voz: Dios no vendrá a este escondido sitio en el que tú pretendes encontrarlo.

Vuelve el silencio, desoigo esa voz, la ignoro porque sé que eso es lo que debo hacer, porque conozco bien que hay uno que disfruta paralizando a la gente con su rugir mentiroso, con su hálito lisonjero, con sus temores y miedos… Y en medio de todo, unos ojos perdidos en el cielo, arropados en la cara de un buscador esperanzado, de un peregrino deseoso de recibir instrucciones para saber hacia dónde dirigirse. No te equivocas, de nuevo era yo.

Cada ser viviente que se cruzaba en mi camino hacía lo que le venía en gana, ninguno me preguntaba ni me pedía permiso. ¡Qué presunción! ¿Por qué habrían de hacerlo? Pues porque yo sabía cosas que ellos ignoraban: Podía decirle al pez hacia dónde huir para no encontrarse con la nutria. Podía decirle al gorrión donde encontrar migas de pan que le saciaran. Conocía cuantos minutos exactos quedaban de claridad para despertar a los búhos de su letargo, y también sabía por donde las hormigas podrían bordear el río… ¡Tantas cosas de ayuda que no eran capaces de entender aquellos “torpes” animales!

Y ahí, justo en ese lugar, a esa hora, en medio de todos aquellos personajes, llegó súbitamente la voz que anhelaba, sin avisar. Sabía que sería de este modo, mudas palabras que resonaban en mi entendimiento, luz clara que disipaba toma sombra de ignorancia humana, toda duda maligna, todo ego usurpador. Y allí estaban esas orejas, que no suspendían del aire porque colgaban de una cabeza que me resultaba familiar, demasiado conocida, esa faz que veía cada mañana al despertar en el espejo frente al que me aseaba ¡Qué sorpresa! Era yo, siempre yo.

Las quietas palabras se abrieron paso en el silencio, acallando lo agitado de mi murmullo interior. Sé que fueron Sus palabras, porque yo no las podría haber inventando; mi mente hubiera imaginado aquel mítico “Quita el calzado de tus pies”… Pero Él no necesita de frases hechas, ni de llamar la atención de nadie para demostrar su poder, porque sabe qué decir y cuando, y a quién.

¿Y qué cosas trajeron sus dulces vocablos? ¿De veras lo quieres saber? De acuerdo, para eso escribo, para que sepas, para que veas si quieres, para poner a tu alcance la “sencillez compleja”, la paradoja de la vida; eso, claro está, si es que en algo puedo ayudarte para cumplir esa difícil tarea que me he propuesto. Para aquel que tenga curiosidad por saber qué sucedió, diré que se inició una conversación que tenía un propósito claro, el de hacerme ver lo que mis ojos debieran haber percibido mucho antes de aquel momento:

- Mira –me explicó. Has visto al sol, las plantas, las flores, los peces, las aves, los reptiles, los roedores, las águilas y buitres, los insectos más insospechados y… ¿Qué hacían?
- Nada –respondí, cada cual iba a lo suyo. Parece que todos estuvieran ocupados en sus tareas de supervivencia.
- ¿Y tú qué hacías entre tanto?
- Observaba, escuchaba, paseaba, esperaba…
- Y cuando permanecías en silencio y quietud ¿Ellos se daban cuenta de tu presencia?
- Creo que no, es como si fuera invisible. Pero cuando me movía, causaba el pavor de los conejillos y de los pájaros cercanos.
- ¿Y te hubiera gustado ayudar a alguno de ellos?
- ¡Sí! Muchos buscaban cosas que yo sabía dónde estaban. Otros huían sin saber que se dirigían aún más al peligro de ser cazados, pero ¿Cómo comunicarme con ellos? ¡Ninguno entendía mi lenguaje! ¡Mi presencia visible parecía más una amenaza que una ayuda para ellos! ¡Ninguno estaba dispuesto a entenderme! ¿No ves que no podían? ¿Acaso alguien como Tú no sabe que son seres inferiores, y que mis pensamientos son inalcanzables a sus instintos animales?

Entonces se produjo un nuevo silencio, el más largo, profundo y a la vez ensordecedor que recuerdo. Es como si pusieran ante mí un espejo y viera reflejadas en él las respuestas que mis propias palabras desvelaban para acallar esos enigmas que moraban en mí ¡Qué paradoja! Comenzaba a entender que cuanto yo había estado haciendo en el bosque, era lo mismo que Dios hace con nosotros: Buscándonos, viéndonos, esperándonos, en quietud, pasando inadvertido hasta la misma invisibilidad, sonriendo por saber que si pronunciaba sus Palabras en alto, provocaría en nosotros el mismo pavor existente en esas criaturillas que huían de mí, incapaces de entender mi lenguaje, como los hombres no sabemos entender el lenguaje divino expresado en toda su magnitud… Necesitamos intérpretes celestiales, precisamos recordar las Palabras de Jesús cuando visitó nuestro planeta, es primordial conocer al Santo Espíritu, aquel que está plenamente capacitado para descifrar esas voces que son a veces demasiado elevadas para nuestro entendimiento finito. Mientras divagaba, esa voz magnífica irrumpió para acallar mi voz oculta, y me dijo:

- ¿Cuándo os daréis cuenta? Yo camino entre hombres y mujeres a los que amo sin explicación aparente. Conozco cuanto necesitan, sé donde pueden encontrar refugio, y alimento, y donde saciar su sed de saber. Tengo respuesta a todas sus preguntas, y aún a las que no llegaron a pensar, y ando buscando a los que estén dispuestos a oírme. Pero camino de continuo sin apenas encontrar a nadie con ganas de atender. Vengo ofreciendo tanto, una salvación tan grande, un perdón tan sublime, y todo por puro amor, lleno del afecto entrañable de un creador, amigo justo, y Padre a la vez ¡Pero casi nadie me presta sus oídos! Me río porque si me manifiesto cual Yo Soy, la gente se espanta de mí; pero si quedo en silencio, dando libertad para actuar a todo ser inteligente, entonces la gente pregunta enfadada que dónde estoy metido. Si hablo, mi voz es como el trueno de la tormenta, aunque se escuche nadie la entiende, ni comprende su sentido. Y lo peor de todo es que soy Dios de amor y misericordia, pero… ¡No puedo infringir mis propias normas! Y es que muchos piensan que pido demasiado, que espero sacrificios, que reclamo rezos, que exijo mucho trabajo como moneda de cambio; pero pensar así de mí me ofende en demasía, y no se dan ni cuenta… Porque lo que de veras espero, pocos son los que me lo dan: Unos porque se les hace demasiado escaso el precio, otros porque no lo llegan a concebir ¿Y qué es eso que pido? Demando arrepentimiento, solicito fe, pido que crean en mí, que acepten que no son sus fórmulas mágicas las que les acercarán hasta mí, ni sus rituales, ni sus liturgias, ni sus grupos, sino que fui Yo y sólo Yo quien los amó primero; Yo vine al bosque para buscarlos, no ustedes a mí. Sabía que no podrían entender mis Palabras, y dejé que mi Hijo bajara al bosque, cortara un madero, os hablara desde aquel cruento lugar para que entendierais que su pena de muerte era el pago de la cercanía conmigo, el insuperable método de purificar a todo el que lo tomara como única moneda de cambio: Yo lo llamé fe, pero pocos hicieron caso… Si yo bajaba como un trueno ustedes corrían asustados; si Jesús bajaba como hombre no le admitían como guía; si mi Espíritu aparecía lo despreciaban, lo silenciaban, no le prestaban atención. ¿Qué lenguaje quieren que use? No, no hay lenguaje para quien no quiere oír. Sigan así si quieren, entretenidos en sus quehaceres, cada cual con los de su especie: Unos diciendo no creer nada, otros sumidos en la ignorancia, otros encerrados en templos y rezando palabras repetidas, otros cantando canciones aprendidas que inutilizaron su sentido cuando perdieron de vista a quién le cantaban… No, no hay más lenguaje, ni más mensaje: Crean en mí y sean salvos, arrepiéntanse, cambien, y nacerá sobre ustedes el Sol de Justicia que les explicará todas las cosas. Tengan fe en mí y entonces gustarán y verán que soy bueno y misericordioso…

...Si prefieren seguir su camino, háganlo, pero yo sé a dónde lleva, a la muerte, muy lejos de mí, donde nunca más me encontrarán. Quisiera evitarles esa tragedia, pero esto que les pido les parece poca cosa (pero no lo es): Ahorquen sus hábitos, cambien su modo de pensar, acepten que Jesús caminó entre ustedes y no le vieron, humíllense bajo mi poderosa mano, que yo sé exaltar a su debido tiempo al que se rinde sin condiciones, pero por favor (llegará el tiempo en que no rogaré más) no pongan sus propias normas, sino acepten la mía: Mi norma ya no es una ley, ni son diez mandamientos; porque mi norma es el Amor. Pero sepan una cosa, sin fe no me pueden agradar, y esa indiferencia que manifiestan casi orgullosos puede llegar a apartarles de mi amor... Hoy estoy aquí, pero mañana no saben dónde estarán ustedes mismos; además, ignoran si yo les seguiré esperando, les gusta jugar con fuego... Dije que soy paciente, pero no injusto, ni necio. No pierdan más el tiempo, porque esto que ustedes llaman “vida” es el pasaje a la verdadera, y solo los que son valientes para afrontar sus dudas y entregarlas en mis manos con fe y persuadidos por completo, arrebatarán esa vida venidera, y sabrán disfrutar de cada momento (bueno y malo) de esta. Ya dejé un libro que habla de mí: Escudríñenlo porque sus vidas van en ello. Crean solamente, y dejarán de ser muertos en vida. Mi Hijo espera ver fe en la Tierra para volver ¿Qué harán ustedes? ¿Seguirán pasivos su camino diario, o se decidirán de una vez a mirarme con sinceras ganas de ver? Aún seguiré paseando unos días más, más quisiera no ser “tan invisible” para que todos me vieran… Pero yo no violentaré a nadie porque ¿A quién le gusta que le amen usando la fuerza? A Mí no, de modo que sigan disfrutando de su libre albedrío, pero sean sabios para encontrarme escondido detrás del más insospechado árbol de este bosque que ustedes llaman planeta.
__________________________

Ahora, pensando en todo esto, sería bueno traer a la memoria las palabras que el profeta Hanani dijo a Asa, rey de Judá, cuando este último hizo las cosas a su modo sin recordar que Dios contempla de continuo toda la Tierra, y que ve cada cosa que acontece... Y que le agrada galardonar a los que le son fieles:

"Pues tiende el Señor sus ojos por toda la tierra para sostener a los que tienen para con Él corazón perfecto."
(2Cro. 16:9 versión Nácar-Colunga)


martes

Un Diccionario Especial 6

No sé si leíste los dos artículos anteriores, pero forman una trilogía con este, de modo que no te los pierdas si quieres entender mejor lo que continúa, una “historia” acerca de la última aventura de Davide Peregrinum…

Nuestro osado amigo, después de quedar absorto al leer la introducción del “Libro Sagrado de la Hermandad Callatvm Ya”, decidió tomar prestada la reliquia para continuar la lectura del tomo que tenía en sus manos con más detenimiento. Por eso los de la Hermandad lo buscan por cielo, tierra, mar, ya que peligran los cimientos de su milenaria y secreta organización, y como muestra de ello dejo aquí al lado el recorte de un periódico de la ciudad donde está afincada la secreta organización; como se ve, incluso los medios de comunicación están ya en sus manos en aquel lugar. Davide está oculto pues teme por su integridad física, y me ha asegurado, por si alguien de la “Hermandad” llega a leer este artículo, que devolverá el maquiavélico tomo en cuanto termine de examinarlo y estudiar sus argumentos. Por suerte, los “Callatvm Ya” se han olvidado de controlar el tráfico aéreo de “palomas mensajeras”, y por ahora ha servido este antiquísimo sistema para hacerme llegar varios fragmentos que componen un nuevo documento informativo referido a dicho libro… Ahora que lo pienso ¡He revelado el sistema de comunicación! ¡Estamos perdidos! (Bueno, las palomas están perdidas, al menos las de las inmediaciones de aquella ciudad). No sé si podremos seguir usando palomas a partir de ahora… (je,je)

Como breve resumen de lo anterior, decir que un ser siniestro dejó escritas en este libro instrucciones precisas para cierto falso maestro, hermano mayor de la “Hermandad Callatvm Ya”, con el fin de que sus palabras maliciosas sirvieran para sustituir a la propia Biblia en la vida cotidiana de la Iglesia. Tras los consejos de su prólogo, entró en materia y dejó palabras precisas que cumplieran ese fin, palabras que no aparecen (o casi nada) en las Sagradas Escrituras, pero que debían tomar un lugar relevante en las congregaciones cristianas, como método encubierto pero seguro para controlarlas desde adentro.

Ahora dejo una relación de algunas de esas palabras. Pido perdón porque sé que el documento es demasiado extenso, pero he creído que era mejor hacer una sola entrega de este calibre, antes de que los de la “Hermandad” puedan actuar. Necesito la colaboración de los entendidos que puedan llegar a leerlo, como tú: Juzga si estas palabras (que me atrevería a decir que pertenecen a la “sinagoga de Satanás”), están cumpliendo o no su propósito de entrar encubiertamente en la “cultura” de la Iglesia.

Por cierto, como primicia mundial, Davide Peregrinum ha decidido donar este descubrimiento al Diccionario RAEvangélico, y se ha atrevido a escribir de su puño y letra unas anotaciones que él ha creído pertinentes. Esta vez no las ha colocado un desconocido, ni un gamberro intelectual, sino él mismo. De modo que agudiza tu discernimiento, porque creo que es vital que descubramos la verdad de este asunto. ¿Quién tiene razón? ¿Las definiciones citadas en el libro sagrado de la Hermandad titulado “Como dirigir una iglesia sin usar la Biblia” (a) o las propuestas por Davide (b)?

EL SUPREMO DICCIONARIO DE LA R.A.E. (VI)
(Religiosa Academia Evangélica)

Un listado de palabras revezadas que sustituyan a las de verdad. Si te consideras sensible o poco maduro en los camino de Dios, no continúes con esta lectura, que puede ser demasiado fuerte para ciertos oídos (je, je)... Repito: ¡No sigas leyendo!

DENOMINACIÓN

a) En la antigüedad funcionó muy bien para dividir a los creyentes (entonces se llamaba “secta”, y existían muchas: Fariseos, saduceos, zelotes, esenios...) En la actualidad se usa la palabra “denominación” con el mismo fin, pero sirve para diferenciar las sectas de dentro del cristianismo (a las de fuera se las sigue llamando sectas, por despecho). Cada denominación se escuda en la llamada diversidad, pero lo que realmente hace es ocultar la falta de criterio y paciencia entre diversos grupos “llamados cristianos” para encontrar la Verdad. Cuando alguna cosa se convierte en “no tolerable” en un grupo o denominación, cuando el orgullo vence y nadie cede, cuando alguno intenta imponer su propia visión (porque a veces al Espíritu Santo no se le deja ni opinar), pues se crea una nueva división, una “secta” (perdón, quise decir denominación) que si perdura por algo de tiempo se “denomina” con un nombre que exalte su diferencia con respecto a las demás. Resultado: Crear división, desconfianza y recelos, para evitar un crecimiento sano de la Iglesia.

b) Esta palabra NO aparece en toda la Biblia, por lo que entendemos que las denominaciones no entran en el plan de Dios. Quizás sea más acorde a Su propósito la frase de: “Sed todos de un mismo sentir” (2Cor. 13:11; 1Cor. 1:10-15; 1Pd. 3:8)

CREDO

a) Límite establecido por una denominación. Cada grupo tiene que asegurarse de perdurar, de modo que se escribe un “credo”, una declaración de las cosas que cree y de las que no. Evidentemente, en cada clero se denotan las diferencias, a veces insignificantes, a veces tremendas, entre cada tendencia de pensamiento cristiano. Pero todos los credos (sobre todo los denominacionales) tienen algo en común: Marcan las fronteras que nadie debe intentar pasar, aún a costa de cerrarle la puerta al propio Dios, pues los credos no dejan al creyente institucional salir de sus límites sin convertirlo en un trasgresor o rebelde. Resultado: La Inquisición encubierta: Quien no se ciña al credo podrá ser tachado de blasfemo y rebelde.

b) Por más que he buscado (*) tampoco he encontrado esta palabra en la Biblia. Para ampliar el tema, puedes consultar el final del artículo publicado en este sitio, titulado “Creo en la Iglesia”.

CONGRESO

a) Periodo de tiempo de dos o tres días (puede variar) donde “con gran bondad en el corazón”, se accede a no mirar la denominación del hermano que se sienta al lado de uno. Se organiza algo grande, donde se puedan reunir muchos creyentes, se llaman a predicadores de renombre y a cantantes famosos, se consigue armar un llamativo espectáculo que entretenga y motive a los asistentes (normalmente, a cambio de una curiosa suma de dinero). El resultado suelen ser unos días que llevan a tomar “decisiones importantes” y con gran carga emocional… Al pasar unas semanas, nadie recordará lo que ocurrió allí, lo que dará pie a organizar un nuevo negocio, quiero decir, un nuevo congreso… Resultado: Recaudar fondos a cambio de las ilusiones de la gente… Todo sea por el iglecrecimiento emocional.

b) En la Biblia aparece la palabra congregar y algunas similares, con el hincapié en reunirse con un propósito. Pero la variante “congreso”, no es citada en las Escrituras, y aún menos con el carácter de espectáculo, y por supuesto sin relacionarlo a una reunión que suponga un importante desembolso económico con el fin “egoísta” de bendecirse a uno mismo con lo que supuestamente se recibe allí… Dicen que es para que luego bendigas a los demás, pero como eso no suele durar más de una semana, no hay problema: Los de la “Hermandad” pueden descansar tranquilos en que el poder emocional dejará de actuar pronto, el fruto del magno evento será casi nulo, y… A cambio, “sus” bolsillos estarán mucho más llenos.

LEMA

a) Parte fundamental de cualquier congreso que se precie (y también de los principios de etapa o de año en muchas congregaciones cristianas). Consiste en una frase “mágica” que parece ser que obligará a Dios a cumplirla (aunque en ocasiones, ni Dios mismo dijo nada acerca de ella). Ejemplos de lema: “Este es el tiempo de Dios para tu vida”,”Este es el año del favor de Dios”, “Prepárate para la conquista”, “Viene el Fuego de Dios”, “El Avivamiento está este lugar”, “Ven a recibir la doble porción”, “Un nuevo derramamiento para una nueva nación”, “La profecía se cumplirá y serás prosperado” o “Por una iglesia relevante que influencie esta sociedad”... Es importante que la gente memorice estos lemas, pero no importa si olvidan las palabras de Jesús. Resultado: Menos Palabra (de Dios) y más “palabrería” (de hombres).

b) La Biblia no refleja tampoco esta palabra, que parece más bien una frase-amuleto que se torna en una de esas “vanas repeticiones” que a Dios no le agradan… Además, conseguir que la gente crea en cualquiera de estos lemas, ayudará al pastor del lugar a tener durante varios domingos seguidos un tema prefijado para su sermón (sin tener que buscar mucho más acerca de la dirección “real” de Dios) y de camino, se consigue el principal propósito de “la Hermandad”: Que la gente se aprenda dichos lemas y los crea, aún con más fervor que cualquier otro pasaje de la Biblia.

AVIVAMIENTO

a) Palabra que debe usarse en todo congreso que se precie, y en las iglesias que pretendan estar “llenas del fuego del Espíritu”. Es sinónimo de experiencias poco normales en la vida cotidiana de la iglesia. Cuanto más se hable y se manifieste y se declare el avivamiento, tanto menos se estudiará la Palabra de Dios, porque las experiencias tomarán desmedidamente el lugar de esa fe que CONOCE en intimidad a Jesús y Su Palabra. Esta es una buena herramienta para hacer pensar a la gente que tiene algo muy especial… Cuando pasen los años y se den cuenta que con todo eso del “avivamiento” las personas casi no crecieron, ni aprendieron, ni conocieron mejor a Jesús, quizás será demasiado tarde. Será el momento de cambiar el nombre del “avivamiento” por el de “visitación”, para dar a entender que solo fue algo temporal, y con el tiempo, la desilusión de la gente que creía vivir una experiencia magnífica con Dios, se tornará en apatía, desconfianza, y a veces amargura, por ver tantas “promesas” no cumplidas. Resultado: Muchas congregaciones desactivadas por la incredulidad inducida por las falsas expectativas producidas por “profetas” mentirosos.

b) En el Antiguo Testamento, aparece la palabra “aviva” en un par de ocasiones, con el sentido de aventar (literalmente, echar viento) en una de ellas, y reflejando ese mismo “símil” referido al pueblo de Dios, implicando quizás un resurgir, y despertar. Pero NI Jesús NI los apóstoles usaron esta palabra, lo que nos hace pensar: ¿De dónde sacan los predicadores de hoy día la idea de que es algo tan importante? ¿Crees que de veras esa experiencia es tan fundamental, si ni siquiera Cristo la citó? ¿No deberemos más bien buscar la llenura del Espíritu Santo, simple y llanamente? ¿No preferirá Dios que, en base a la fe que viene por el oír Su Palabra, nuestras vidas cambien y manifiesten un vivir diario lleno de eso que llaman fuego? ¿Por qué limitar el avivamiento a las cuatro paredes de un congreso o de un local evangélico? ¿Por qué hacer un espectáculo masivo (o televisivo) de algo tan serio como esto?

ÉXITO

a) Palabra que debe predicarse y repetirse hasta la saciedad: Tú puedes ser un campeón, tienes corazón de caballero, lucha por alcanzar "tus" sueños… Es muy útil para que la gente busque soluciones en sí mismas en lugar de depender humildemente de Dios. Tanto más crece la confianza de cada individuo en sus propios atributos y capacidades, tanto más se le cierran las puertas al Espíritu Santo para que sea Él quien capacite y regale sus dones. Resultado: Los creyentes olvidarán que Jesús es el Señor y a cambio pretenderán que se convierta en su servidor, “obligado” a trabajar para darles éxito.

b) Conseguir una congregación que busque el éxito, tendrá el “magnífico resultado” de que muchos dejarán a un lado a la propia Biblia porque cosas como: “En el mundo tendréis aflicción” (Jn. 16:33), “sufre penalidades como soldado de Cristo” (2Tim. 2:3-10), o “niéguese a sí mismo, tome su cruz...” (Mar. 8:34-38)… No concuerdan con la imagen exitosa proyectada en la mente de los crédulos que se dejan convencer por lo que proviene ni más ni menos que de la psicología, centrada al 100% en la capacidad humana (en ausencia completa de Dios). Es obvio que Jesús no enseñó nada acerca de este tipo de “éxito”, ni hay referencias al mismo en todo el Nuevo Testamento (Las 4 citas de esta palabra en el Antiguo Testamento, no tienen relación con el significado que hoy se le pretende dar a esta palabra en las iglesias; 1Sm. 18:30; 1Re. 22:13; Neh. 1:11; Dan. 11:17).

DEVOCIONAL

a) Bonita palabra que enmascara la pereza espiritual. Una buena herramienta será fabricar libros con nombres como “El Mazapán Diario”, que cuenten historias amenas con alguna enseñanza que parezca piadosa; esto conseguirá que el “poco” tiempo dedicado a buscar la comunión con Dios se emplee en estas fábulas, en lugar de buscar la dirección directa para cada día de parte de Dios, o la verdadera riqueza escondida en las Escrituras, esas que sobreedifican la vida de cada discípulo verdadero de Jesús. De camino, llamar “devocional” a un rato apartado para hacer una rutina de lectura al azar (o lo que diga ese día el calendario) junto con unas oraciones para pedir lo fundamental, sirve para que la gente olvide versículos como “Orad sin cesar” (1Tes. 5:17-18) o el de “Orando en todo tiempo con toda oración y súplica...” (Ef. 6:18), el de “Perseverad en la oración...” (Col. 4:2) y otros muchos más. Resultado: Conseguir que el cristiano crea la falsa idea de estar haciendo bien las cosas para tener comunión con Dios a la vez que deja de estudiar sistemáticamente Su Palabra, alejándose de Él por medio de la pereza y la ignorancia.

b) Vaya, vaya… Esta palabreja tampoco aparece en la Biblia, y la seguimos venerando como algo digno de imitar. Imagino que eso del devocional estará bien para el que no haga nada de nada, pues mejor eso que la ausencia de adoración (la lectura de la Palabra de Dios era parte de la adoración para los judíos). Pero de ahí a decir que puede hacernos crecer espiritualmente va mucho. Con suerte, puede ayudar a alguno a “sobrevivir” con simples migajas de ese banquete que Dios prepara a sus hijos, a aquellos que le buscan con corazón ardiente y deseoso de conocerle y dejarle hablar.

CREDENCIALES

a) Título que acredita que una persona deja de ser del vulgo, de los laicos, del pueblo común, y pasa a un nivel superior de entendimiento (solo por poseer dicho título). Una vez convencida la multitud de que está perdida sin estos “grandes siervos ungidos y con credenciales”, comenzará la carrera jerarquizada: A más miembros en la iglesia más escalones de “niveles de autoridad”, y tanto mayor la distancia entre el supuesto pastor y sus ovejas. El objetivo de las credenciales es tergiversar la Biblia introduciendo un término inexistente: Hay que intentar que la gente crea que la Palabra de Dios dice: “Somos el cuerpo de Cristo, donde Jesús es la cabeza, los asistentes son el cuerpo, y el pastor es el cuello (el “único camino” para llegar a Cristo y su sabiduría) ¡Tremenda falsa doctrina! Resultado: Consiguiendo esto, nadie cuestionará nunca a su líder supremo y solitario, y él podrá controlar a la congregación, fin primordial de este libro.

b) Para obtener estas credenciales, se necesita que otras personas que ya las tengan, se reúnan para dictaminar si alguien es merecedor de entrar en el grupo selecto y superior del nuevo “clero”. Lo curioso es que este grupo, a su vez, necesitó otro grupo anterior con credenciales, y este otro anterior… Si seguimos retrocediendo en el tiempo, llegamos a la conclusión de que los primeros que “dieron credenciales” no las tenían (alguno tenía que ser el primero) y ¿Quiénes eran ellos para otorgar dicho poder o titulación que ellos mismo no poseían? ¿Recibieron este encargo directamente de Jesús o del los apóstoles? Evidentemente este fue un invento que distorsionó por completo la dirección de la iglesia, pues dice la Biblia que la cabeza es Cristo, y TODOS los demás creyentes son real sacerdocio, nación santa… solo que cada cual cumplirá unas funciones distintas, según el llamamiento o los dones recibidos de Dios, pero los que estén a la cabeza, por decirlo así, lo harán "no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos [nota el plural]" (1Pd. 5:3). Además, el problema de una sola persona dirigiendo la iglesia con credenciales que le acrediten como superior, es que él correrá el serio riesgo de ser controlado por “otro”, por el “enemigo”… No es algo matemático que siempre deba suceder, pero la tentación del poder, del orgullo, de la vanidad y de la soberbia, todas ellas están ahí, acechando para ver quien las deja entrar, y una sola es presa mucho más fácil que un grupo de personas maduras en Dios. Entiendo que pueda haber circunstancias especiales en los que alguna persona comienza una obra en solitario, algún misionero, pastor o maestro que enseña, pero esa "soledad" no debiera ser peremne, pues hay más creyentes en el mundo que pueden ser parte activa de lo que ellos hacen. Es bueno recordad que: "El que piensa estar firme, mire que no caiga" (1Cor. 10:12-15).

LÍDER

a) Persona de gran influencia en la congregación por el simple hecho de ser poseedora de “credenciales”. Su capacidad de mando debe quedar patente, ser el monopolizador de la predicación en la “iglesia” del lugar, y convertirse en icono indispensable para la realización de toda la liturgia cristiana, sin el cual nadie se atreva a hacer nada. Resultado: La gente asocia la palabra líder con la de “jefe” (infalible e incuestionable) de modo que su voz cobra más peso que la de Dios (!!!) creando con ello el ambiente propicio para poder desviar a una congregación en pos del pensamiento de un solo superhombre-ídolo (o de una supermujer).

b) Esta palabra tampoco aparece en la Biblia (*). Solo se cita traducida en algunas versiones modernas, como la NVI. El término más genérico podría ser el de anciano, que indica un grado de madurez cristiana, así como de buen testimonio (y debiera ser obvio esto: Personas llenas de fe y del Espíritu Santo). Luego, entre ellos (en un mismo nivel, sin jerarquía) están los diversos ministerios, que no son cargos, ni títulos, sino funciones, trabajos, labores, entre los que podemos encontrar a los “conocidos” profetas, maestros, apóstoles, evangelistas, pastores… y a los no tan famosos “los que administran, los que hacen milagros, los que ayudan…” (1Cor. 12:27-31)

SERMÓN

a) Predicación de una persona, habitualmente el líder “superior” de cada congregación, y en la que puede decir lo que quiera. La mejor manera de prepararlo es esta: Pensar qué se quiere decir, explicarlo, y luego adornarlo con algún versículo bíblico (que se busca en la concordancia fugazmente), para que se vea el sermón bien espiritual. Lo importante es que mientras tanto, el líder controla todo lo que se habla en la reunión (porque lo dice casi todo él). Resultado: Entretener a la gente, apartarla de la mutua edificación, y destruir la comunicación horizontal entre todos los miembros. De camino, se apagan los dones de aquellos que en vez de ser “líderes” se ven obligados a convertirse en “pasivos oyentes” ocultos tras el silencio de los bancos.

b) El problema del sermón es que mientras uno solo controla el “micrófono”, todos los demás tienen que callar y asentir, sin poder preguntar, ni opinar, ni corregir, ni ampliar, ni apoyar, ni esclarecer nada de lo que el predicador diga. Los filósofos griegos inventaron el “sermón” y es un buen medio para mezclarlo con la vida de la iglesia con el fin de adormecerla (diría mejor entontecerla): Con él, la gente deja de estudiar y buscar, porque solo hay que esperar al siguiente domingo para ver lo que el “líder” ha masticado para darnos a comer. (Quien quiera una información más detallada de esta palabra, puede visitar el artículo de este blog titulado “El Sermón Dominical”). Cabe aclarar que la única mención a “sermón” de toda la Biblia, no pertenece a ninguna palabra de la traducción original, sino sólo a un “titulo añadido”, un encabezado que no estaba escrito en el griego, pero que alguien puso a cierto pasaje del Evangelio de Mateo, donde se inventó lo de “El Sermón del Monte” (en lugar de “las enseñanzas desde la montaña”, por ejemplo)

CÉLULA

a) Pequeño grupo de creyentes fácilmente controlable si está inmerso en una organización mayor, que a su vez está dentro de otra nacional, y que a su vez puede formar parte incluso de una organización (o denominación) internacional. La idea de grupos que se reúnen en las casas es bíblica, se ve en Hechos de los Apóstoles, y eso hará que sea fácilmente aceptable. Resultado: Controlar jerárquicamente a todo el mundo para hacerles llegar las enseñanzas de “la Hermandad”.

b) La trampa de esta “verdad bíblica” está en ese control “superior”: Que cada pequeño grupo no sea independiente, que no tenga autonomía para decidir, que no sea autodidacta, que entregue sus diezmos y ofrendas a una “organización” superior para que nunca jamás pueda hacer nada sin el consentimiento de la iglesia madre. Es una obra maestra esta idea de usar algo genuino para controlar a los que pretenden acercarse a la manera de conducirse la iglesia primitiva; dicho de otro modo, es convertir lo que sinceramente sería imitable en pura manipulación, y todo con ese toque sutil de la “cobertura pastoral”, que por cierto, es otro término que no aparece en toda la Biblia… Tampoco el de “célula”, claro. Hay constancia de grupos que se reunían por las casas, en lugares ocultos, o al aire libre… pero no “grupos homogéneos y controlados por una cúspide”. Una cosa es imitar a los primeros cristianos, y otra muy distinta es dejarse controlar por algunos personajes con ansias de poder y control sobre “los números”, perdón, sobre las personas…

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NOTA (*): Para las todas las palabras citadas en este Diccionario, se usa como base la traducción al castellano de las Sagradas Escrituras de “Reina Valera, revisión del 1960”

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¿Has llegado hasta aquí? No me lo puedo creer...Te felicito, porque estoy convencido de que Dios está aumentando tu paciencia a límites insospechados, ja, ja, ja...

Bueno, creo que Davide Peregrinum se ha pasado con sus comentarios, aunque las definiciones tipo "a" las ha copiado fielmente de ese pernicioso manual... No sé. ¿Tú que crees?


Por cierto, se permite tirar piedras (je, je)
así que ¡Adelante!

¿Qué es un MITO?


Un Mito es una cosa que no tiene una realidad concreta, que puede llegar a ser una fábula, una fantasía. Cuando un mito se confunde con algo real, la verdad se distorsiona. Algo así ha sucedido con el cristianismo actual, del que muchos escapan por el mítico concepto que tienen de él. Aún estamos a tiempo de hablar las verdades, a la luz de las Escrituras, la Palabra fiel y verdadera de Dios.