viernes

Creo en la Iglesia

Creo en la Iglesia... en personas que tienen un centro en común llamado Cristo.

No Creo en iglesias que tienen “centros” construidos de ladrillo, y pocas cosas en común.

Creo en la Iglesia que ora unánime con el fin de traer el reino de Dios a la Tierra.

No Creo en las iglesias que oran egoístamente, como si Dios fuera el criado en vez del Señor.


Creo en la oración, una forma sencilla de hablar con Dios, con amistosa reverencia, y confianza paciente; el placer de comunicarse con el Hacedor con el premio mismo de poder hacerlo.

No Creo en oraciones fabricadas para impresionar a los oyentes, ni las que pretenden demostrarle a Dios cuánto sabemos de Él, ni las que imaginan que pueden subir hasta el cielo por su alto volumen en vez de por su intensidad ferviente...


Creo que la Iglesia se compone de personas integrales que se entregan para ser instrumentos útiles y aprobados por Dios, que lo hacen para rendirle culto racional y voluntario con sus propias vidas.

No Creo en iglesias que preparan “cultos” con luces de colores, músicas magníficas y programas inspiradores profesionales, porque parecen buscar entretener a los asistentes como si estuvieran en un espectáculo, y se centran en adorar al propio culto y a los “cultistas”, en lugar de rendir pleitesía al único que lo merece: Jesús.


Creo en la Iglesia donde impera la ley del amor y de la gracia, la que surge fruto de la gratitud a Dios, la que debe movernos a entregarnos a Él con todo nuestro ser, y a hacer con los demás lo que quisieramos que hicieran con nosotros (eso como poco).

No Creo en las iglesias con leyes impuestas a través de normas denominacionales que coartan la libertad del cristiano, ni creo en el hacer por hacer, en el obrar con el único propósito de recibir una recompensa divina.


Creo en la Iglesia que entiende que nada hay sagrado, sino solo Dios.

No Creo en las iglesias que sacralizan sus propias ceremonias, sus propias doctrinas, sus propios “siervos ungidos” y crean un mundo con tantas “vacas sagradas”, que Cristo deja de tener cabida en él... Recuerda que Jesús esta llamando a la puerta de esas “iglesias” para entrar, porque lo dejaron fuera. (Apocalipsis 3:20, no es un mensaje “al mundo”, sino a la iglesia en Laodicea)


Creo en la Iglesia donde se ve y se vive el amor fraternal, el que muestra el interés mutuo y sincero entre los hermanos.

No Creo en las iglesias del “¡Dios te bendiga!”, si es que ese saludo nace del amor fingido y se usa tal expresión para decirle “Hola” al hermano, olvidándolo el resto de la semana.


Creo que el Evangelio es una noticia buena que exige una respuesta clara: Fe, arrepentimiento y gratitud.

No Creo en evangelios descafeinados, ni parciales, ni el que enseña la oración mágica del pecador como único requisito para salvación…


Creo en un Evangelio sencillo: Dios amó a TODOS por igual, Jesús se acercó a la Humanidad para saldar nuestras cuentas pendientes con el Padre, que es quien perdona a todos los que se arrepienten de veras, a los que creen que el pago de Jesús (su muerte) es todo-suficiente para darles perdón y esperanza de vida eterna; el Espíritu Santo capacita al creyente para perseverar hasta el fin y vivir en plenitud, pero no sin problemas…

No Creo en el evangelio de la prosperidad, el que promete que tomo irá bien y al final solo ofrece decepción; ni en el evangelio “emergente” con medias verdades muy atractivas… y que hace vivir en medias mentiras muy escondidas, terminando en engaño y frustración. Ni creo en el evangelio del positivismo, donde no se puede decir nada malo por puro miedo, viviendo una cosa y declarando otra: A eso lo llaman fe y yo lo llamo mentir y ser hipócrita. No creo en ningún falso evangelio que cambie el fundamento Cristocéntrico por el mensaje de “la vida color de rosa”.


Creo en la Palabra de Dios, la que surge pura de Su corazón amante para dar vida y libertad.

No Creo en las palabras de hombres (aunque se disfracen de celestiales), las que entran con suavidad pero no provienen de Dios, las que por avaricia, ignorancia o afán de poder , proclaman mentiras que esclavizan a los que las oyen.


Creo que no lo sé todo, que me queda mucho por aprender, que no puedo limitar la sabiduría de Dios a unos pocos renglones (por muy bien intencionados que estén). Eso quiere decir que toda estas palabras que has leído no son un Credo, porque…

No Creo en los Credos, porque son límites al aprendizaje, fronteras que no dejan pasar nada que esté fuera de ellos mismos; no creo en los credos porque de haberlos querido Jesús, nos habría recitado alguno… Pero Él prefiere que estemos toda una vida creciendo, aprendiendo que no podemos limitar la obra de Dios pues, si ponemos barreras doctrinales infranqueables por temor a equivocarnos y las llamamos “Credos”, podríamos estar impidiendo que se abrieran caminos nuevos en el desierto, ríos en el sequedal, sendas en la soledad, vida en la moribunda religiosidad…


Entiendo que hay enseñanzas básicas que deben servir de base al crecimiento cristiano, que hemos de profundizar en cada tema, crecer en toda sabiduría, y en carácter, y que muchos han intentado proveernos de un "Credo" para decir qué es correcto y que no (según los que desarrollaron dicho Credo) con tal fin.

Pero establecer un Credo conlleva un peligro, porque para muchos, hablar de un "Credo" es como decir: Hasta aquí hemos llegado, y de aquí no podemos pasar: Los que se atrevan a cruzar sus fronteras (¡Incluso Biblia en mano!) serán transgresores… Así comenzó a funcionar el Santo Oficio, es decir, la Inquisición. Dios quiera que con el paso de los años, no se repita sutilmente la misma y trágica historia. Dios es demasiado grande para encerrarlo en nuestras reglas y pensamientos: Podemos estar toda la vida aprendiendo y creciendo, y no llegaremos ni de lejos a todo lo que Dios es capaz de dar.

Porque lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres.” (Puedes leer 1ª Corintios 1:20-25)





19 comentarios:

Guille dijo...

Yo soy de usar mucho la palabra "creo", pero justamente, no como el creo de credo dogmático sino "creo" como acepción de "me parece".

Creo (ahí está! jeje) que es importante tener siempre presente la limitada capacidad del hombre para llegar a la verdad por si mismo, para buscar de ese modo la dependencia de aquel que es La Verdad.

Saludos!

hapuc dijo...

ha tocado completamente mi corazón...

David López-Cepero dijo...

Si, Guille, somo limitados, y no es que me oponga a los credos sino que "creo" (je, je, me parece) que cuando se quieren imponer y se convierten en ley, la "limitada" concepción del que lo escribe, impide crecer por encima de Él, y no pienso que sea bueno ponerle límites al aprendizaje, ni al conocimiento de Cristo, ni a las riquezas de la Palabra de Dios, ni al poder revelador del Espíritu Santo...

"Creo" que eres un buscador de la Verdad, je, je.
Saludos

David López-Cepero dijo...

Hola Ivonne, le doy gracias a Dios si Él a usado estas letras para susurrarte algo bueno. Me alegro, de veras...

Gracias por pasearte por las sendas de este aprendiz de peregrino.

superquo dijo...

Creemos, Peregrino, creemos.
Y eso proclamamos al mundo, que estamos creyendo y aprendiendo a creer y aprendiendo qué creemos.
No hay diferentes evangelios, poner apellido al evangelio no es otra cosa que formar bandos.
Todos experimentamos el evangelio de maneras particulares y posiblemente tenemos cada uno nuestra manera de contar la historia, pero como dices: sólo hay un evangelio, el que proclama que Cristo es el Señor y Salvador.
Sí, creemos.
Gracia y paz

David López-Cepero dijo...

Hola David. Es reconfortante encontrar en estos tiempos que corren, gente que esté dispuesta a creer de esta manera, reconociendo que estamos aprendiendo y que no lo sabemos todo... Pero al menos, estamos en el camino de crecer, y no nos conformamos a este sistema, a estos tiempos, a este siglo.

Como ya dije en otro post, no quiero ser "crédulo", sino "creyente".

Un abrazo

JPCA dijo...

Creo eso mismo Peregrino. Todo lo sagrado que hay en la Iglesia es lo que ha sido directamente dado por Dios: Cristo crucificado y Su Sangre, El regalo de la Salvación, el Espíritu Santo, el testimonio explícito de las Escrituras, el Bautismo y la Cena (que Jesús mismo se encargó de instaurar)...

Lo que has escrito también ha tocado mi corazón.

Saludos desde Chile.

David López-Cepero dijo...

Gracias por tu comentario, Juan Pablo, y por pasar por aquí. Que Dios nos ayude a darle el lugar que se merece, y ojala podamos traer algún rayo de luz a los que aún no se han dado cuenta de estas cosas...

Saludos, soldado!!!

GUSMAR SOSA dijo...

Wao!!!! Me uno a tu creo y no creo en credos!!! jajajajja.
Excelente brother, profundo... Inspirador y muy emotivo... Estoy escribiendo acerca de la oraciòn y lo que dices es lo que he escrito al respecto... Saludos...

David López-Cepero dijo...

Hola Gusmar, es un honor que vuelvas a pasar por aquí... Te estaré vigilando, (je, je) porque seguro que lo que estás escribiendo será bien interesante, como de costumbre.
Nos leemos...

Anónimo dijo...

Amigo Peregrino, me alegro de poder leer otra vez tus notas de viaje.

Estamos en la misma ruta, sigamos creyendo.

Muchos saludos!

David López-Cepero dijo...

De nuevo sopla por aquí la "brisa nocturna"... Me alegro muchísimo de verte de nuevo, y de que hayas regresado con bien de ese viaje que seguro será imborrable.

Sigamos caminando, amiga.
Un abrazo

Luis Enrique Alvarado dijo...

Temendo articulo, me gusto mucho entro todo que esta excelente me gusto mucho esto...

Creo en la Palabra de Dios, la que surge pura de Su corazón amante para dar vida y libertad.

No Creo en las palabras de hombres (aunque se disfracen de celestiales), las que entran con suavidad pero no provienen de Dios, las que por avaricia, ignorancia o afán de poder , proclaman mentiras que esclavizan a los que las oyen.

Adelante hermano, no pares cuando puedas ve esto...
http://verdadyluzhoy.blogspot.com/2008/10/la-nueva-iglesia-de-samaria.html

saludos
Atte.
Luis E. Alvarado

David López-Cepero dijo...

Gracias por tu ánimo Luis. Me apena reiterar estos temas, pero creo que hay demasiada falsedad que lleva a la confusión en muchos "proclamadores de verdades propias".
Como dices en tu artículo, hay una mezcla explosiva tomando cada vez más lugar en medio de la iglesia, es como cizaña en medio del trigo que hemos de saber distinguir para no ser también engañados.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Hola, me gustó mucho tu Blog, me hizo reflexionar mucho, específicamente esta parte: "No Creo en las iglesias del “¡Dios te bendiga!”, si es que ese saludo nace del amor fingido y se usa tal expresión para decirle “Hola” al hermano, olvidándolo el resto de la semana"
Muchas veces el día a día hacen que nos olvidemos de nuestro prójimo cual levita o sacerdote frente a un viajero herido como en la parábola del buen samaritano. Tal vez el amor de muchos se está enfriando (Mt. 24) haciendo que seamos muchas veces superficiales. Sigue adelante. Saludos.

David López-Cepero dijo...

Hola Ricardo, perdona la demora en responderte, pero traspapelé este comentario.

Tienes razón, hay demasiado levita suelto por ahí, y poco samaritano. Y es que si decimos que nuestro Dios es amor pero no mostramos nosotros en nuestro diario vivir dicho amor ¿A quién engañaremos? ¿A quien pretendemos convencer? ¿Olvidaremos que aquellos primeros discípulos de "Hechos" eran conocidos por el amor que había entre ellos?

Un saludo, y gracias por dejar tu comentario.

Unknown dijo...

Un gran saludo para todos quienes abogamos por tener mas espiritualidad y menos religiones.

Un abrazo.

David López-Cepero dijo...

Pues sí, un saludo también a ti (o vosotros, no sé si sois un grupo o solo una persona), pero en todo caso, a los que aún quieran luchar por una Iglesia verdadera, y no por un sistema religioso.

Saludos

Laura Pérez dijo...

Estimado Peregrino:

encontré tu blog, hace poco tiempo y ha impactado mi corazón. Por que en tus escritos encuentro muchas coincidencias con lo que mi esposo y yo estamos tratando de construir desde la congregación que abrimos en casa.

Anhelo en mi corazón ser esa iglesia, que pueda ser llamada a es la novia y en su momento a presentarse ante el cordero... gran responsabilidad... pero esa es la medida a la que Jesús nos llamo a perfeccionarnos, al grado de ser la novia por la que el entrego su vida. Sé que nos falta aun mucho por trabajar, tanto en lo personal como en conjunto(congregación). Pero he encontrado en tus escritos inspiración para renovarnos en el espiritu y no conformarnos, para mantener los ojos en el camino más que en los afanes de la vida, con temor de fallar ante Dios por los dones dados y por los hermanos que están con nosotros. Gracias por trabajo.

¿Qué es un MITO?


Un Mito es una cosa que no tiene una realidad concreta, que puede llegar a ser una fábula, una fantasía. Cuando un mito se confunde con algo real, la verdad se distorsiona. Algo así ha sucedido con el cristianismo actual, del que muchos escapan por el mítico concepto que tienen de él. Aún estamos a tiempo de hablar las verdades, a la luz de las Escrituras, la Palabra fiel y verdadera de Dios.