miércoles

Derribar para Construir

Imagina por un momento que un empresario de la construcción decide comprar un gran solar para iniciar una obra monumental. Contrata al mejor arquitecto, desarrolla el mejor diseño posible, realiza los planos con exactitud milimétrica y se asegura de tener suficientes recursos como para realizar la más hermosa edificación de todos los tiempos.

Debido a que viaja mucho, decide encomendar la construcción a una contrata "de buen nombre" y delega la construcción del edificio en ellos, para que las obras no se demoren por su ausencia.

Pasa el tiempo, y cuando el empresario viene con expectación a contemplar el desarrollo de su obra cumbre, se encuentra la desolación de que los encargados de la contrata han decidido hacer algunas "mejoras" a los planos por propia iniciativa, al punto de que el proyecto ya no se parece en nada al original.

¿Qué piensas que hará el empresario? Sin duda, mandar ante los tribunales a estos malos constructores por no haber cumplido el contrato, por no hacer lo que se les había encomendado ¿Verdad? Es más, luego, muy a su pesar, se verá obligado a demoler la construcción hasta los cimientos, hasta el punto en el que comenzó a desvirtuarse, para levantar nuevamente el proyecto que en principio tenía pensado... ¿Y quién crees que pagará los gastos de demolición, y reconstrucción?

Leamos ahora un pasaje de la Biblia, en el que vemos la manera en que Dios llamó a Jeremías para que hablara de su parte, es decir, para ser profeta:

Mira, hoy te doy autoridad sobre naciones y reinos, "para arrancar y derribar, para destruir y demoler, para construir y plantar." (Jeremías 1:10)

Dios es como ese empresario, que dejó unos planos perfectos pero no encontró a los edificadores fieles. Eso no quiere decir que haya fracasado, solamente que buscará edificadores de confianza para construir lo que de veras quiere. En tiempos de Jeremías ya pasó, y lo expresó con claridad: Te he puesto para... Derribar... y para poder Construir después.

¿Crees que es posible construir algo admirable sobre cimientos erróneos y estructuras torcidas? NADIE en su sano juicio "aprovecharía" los materiales viciados de un edificio mal edificado, y menos aún Dios, quien desde luego, no tiene falta de "recursos financieros". Por eso es que hoy día, como la historia es cíclica y se repite de continuo, y tanto más ahora que estamos a la espera de la manifestación de todas sus promesas en estos "últimos tiempos", Sus Palabras cobran vida, y busca personas fieles que, como Jeremías, estén dispuestos a derribar y destruir todo lo torcido, para poder construir y plantar lo correcto. Justo ese es el propósito principal de este blog.

Pero ¿Qué hay que derribar? ¿Qué cosas hay que cambiar?

Muchas, desde luego. Un solo artículo no puede contenerlo todo, a lo largo del tiempo, y con la ayuda de Dios, iremos viendo diversos temas en los que hemos de ARREPENTIRNOS, cambiar de camino y retomar el correcto, demoler las edificaciones torcidas y edificar la que Dios tenía planificada desde el principio de los tiempos. Te dejo algunas ideas a modo de ejemplo:

Dios quiere construir un edificio llamado iglesia, con piedras vivas que son los creyentes sinceros (personas)... Pero a veces nos preocupamos más por construir "iglesitas" (de ladrillo) por doquier. 1ª Pedro 2:5 dice: "Vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo."

Dios quiere sacrificios espirituales, pero nosotros nos empeñamos en hacer sacrificios materiales. Limpiamos lo de fuera del plato y nos preocupamos de lo externo, miramos la apariencia, olvidando lo que de verdad importa, que es invisible y espiritual. Dice Mat 23:25 ¡¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque limpiáis lo de fuera del vaso y del plato, pero por dentro estáis llenos de robo y de injusticia. Dios quiere un edificio limpio y hermoso, y nosotros lo ensuciamos por dentro, dejando que solo "la fachada" esté bien bonita. Decimos una cosa... Hacemos otra.

Dios quería convertir su casa en un lugar para la mutua edificación, donde todos cumplieran su labor... Pero nosotros hemos preferido idolatrar a personas que se ponen solitarias al frente, tomando la responsabilidad de todas las decisiones, y nosotros ni preguntamos, ni indagamos qué piensa Dios de todo esto... Preferimos lavarnos las manos como Pilato y decirle a Dios "No me culpes a mi de los errores del pastor. Si él se equivoca no es mi culpa, yo solo me someto y con eso cumplo". ¿De verdad es así de simple? Pero entonces ¿Para qué puso Dios a los demás ministerios de la iglesia, los demás pilares: Apóstoles, profetas, evangelistas, maestros, administradores...? 1Cor 12:28 dice: "En la iglesia Dios ha puesto, en primer lugar, apóstoles; en segundo lugar, profetas; en tercer lugar, maestros; luego los que hacen milagros; después los que tienen dones para sanar enfermos, los que ayudan a otros, los que administran y los que hablan en diversas lenguas."
Y en Efesios 4:11-12 "Él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; y a otros, pastores y maestros, a fin de capacitar al pueblo de Dios para la obra de servicio, para edificar el cuerpo de Cristo."

¿Y para qué te dio un cerebro inteligente? ¿Para guardarlo sin usar y tirar la llave al mar?

La lista sería extensa, y quedan temas vibrantes en el tintero, pero tiempo al tiempo. Lo importante en este punto, es tomar una actitud honesta. No se trata de descalificar a nadie, ni a personas, ni a grupos. Pero Dios quiere una iglesia santa, recta, sin arrugas, diferente y que sea luz verdadera. Es tiempo de orar a Dios que despierte nuestro entumecido discernimiento, para que empecemos a alumbrar a este mundo con la luz de la santidad...

Mateo 6:23b dice: ... "Así que, si la luz que hay en ti es tinieblas, ¿Cuántas no serán las mismas tinieblas?"

Si tu luz no puede ser vista por otros con claridad, si no eres capaz de alumbrar, es porque lo que tú crees que es luz en ti no lo es realmente, porque estás haciendo las cosas según los rudimentos del mundo y no según la sana doctrina del Evangelio. Entonces, tanto más necesitas la ayuda de Dios, y quizás, cambiar de camino. Necesitamos TODOS escuchar personalmente, individualmente, y de forma clara, la voz del Espíritu Santo.

Piensa en esto: Dios es muy grande para encerrarlo entre las cuatro paredes de un templo, y demasiado sabio para encerrar su entendimiento en los credos denominacionales y las doctrinas humanas...
ÉL ES DIOS Y ESTÁ POR ENCIMA DE TODO ESO...

martes

Cuestionando Enseñanzas

Comenzar un estudio de los diversos temas que aborda la Biblia, plantea de entrada una gran pregunta:

¿Es lícito cuestionar lo que otros nos han enseñado hasta ahora acerca de Dios?

Este tema está especialmente enfocado hacia las personas que pertenecen de un modo u otro a alguna religión, congregación o grupo denominado de creyentes en Jesús, que se congregan con más o menos asiduidad en algún lugar donde se predica acerca de Jesús y la Biblia, la cual dicen tener como patrón a seguir para sus convicciones de fe, por lo que acepta que en ella está la clave para vivir el cristianismo. Muchas personas predican acerca de la Biblia, en todas estas llamadas religiones y denominaciones, pero hemos de ser prudentes a la hora de tomar todos los consejos que recibimos. Hay un texto en el que el apóstol Pablo dice: "Examinadlo todo y retened lo bueno" (1Tes. 5:21, Versión Reina-Valera) Otra traducción de la Bibla, la Nueva Versión Internacional, dice: "Sométanlo todo a prueba, aférrense a lo bueno."

Bien, en este punto cabe aclarar que en un próximo tema si Dios lo permite, trataré acerca de la revelación de las Escrituras a través de la obra de Dios, del Espíritu Santo, que es el único capaz de hacer sabio al sencillo (literalmente: al tonto) según el Salmo 19:7. Pero ahora es el momento de responder a unas cuestiones que traen de cabeza a cualquier tipo de iglesia (evangélica, católica, protestante, ortodoxa) aunque ciertamente, a unas les preocupa este tema más que a otras:

¿Todo lo que se predica desde un altar o púlpito procede de Dios, lo inspira Él? ¿Todo cuanto se enseña en las iglesias es infalible y confiable? ¿Debo someterme a las autoridades que nos presiden sin cuestionarlas ni sopesar las cosas? ¿Y si en algún momento esas enseñanzas contravienen las cosas que la propia Biblia enseña, qué hago? ¿Tengo derecho a investigar las palabras de un predicador en supuesta autoridad para ver si hay engaño o error en ellas? ¿Dudar acerca de la veracidad de lo que nos enseñan, es pecado? ¿Incurro en murmuración u otra falta si expreso mi opinión contraria a algo que me enseñan?

Para muchos, el simple acto de hacer estas preguntas, puede constituir por sí mismo un pecado, una seria transgresión, e incluso una blasfemia, pero creo que es el momento de dejar de hacer conjeturas y leer lo que la misma Biblia dice acerca de esto. Veamos por ejemplo este texto que encontramos en el libro de Hechos 17:11: “Y éstos (los discípulos de Berea) eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así.

¿Quién estaba predicando en Berea? ¿Unos desconocidos sin autoridad? No, al contrario, eran personajes cristianos muy conocidos: Pablo y Silas.

¿Y estos recriminaron a los de Berea por no creer las palabras que les predicaban? ¿Presumieron los discípulos de Jesús de su “autoridad” para alardear de ella y quitarles las ganas de “cuestionar” sus enseñanzas a los de Berea? ¡No, al contrario! Los elogiaron.

¿Qué? ¿Los propios apóstoles elogiaron a aquellos que los cuestionaban? Así es; entonces quizás grites asombrado: ¡Si no les “creyeron sin rechistar” (que es lo que se supone que hay que hacer)! ¡Si en lugar de creer sus palabras ciegamente, iban a las Escrituras para ver si eran verdad! ¿Acaso no era una forma de pensar que Pablo y Silas podrían ser unos mentirosos? Pues lo cierto es que el escritor de Hechos elogia a los de Berea por actuar así... Quizás eso sacuda tu religiosidad, pero la Biblia es muy clara al respecto.

Tengamos en cuenta que no cuestionaron a Pablo y Silas con ánimo de crítica (que sí habría sido algo digno de condenar en ellos) sino en base a que quisieron ver si lo que ellos les contaban, de veras tenía base creíble en las Escrituras Sagradas que conocían, aquellas que estaban a su alcance...

Los propios apóstoles no se ofendieron con esta gente que nos les creían irracionalmente, que no les seguían “sin condiciones”, pues entendían que cuando les contaban las cosas del Evangelio, no tenían más autoridad de la que Jesús mismo les había dado: La autoridad dada por el cumplimiento de lo dicho por los profetas en las Escrituras que tenían por aquel entoncess (que a día de hoy sería ya "La Biblia" completa)

Si conoces algo la Biblia, según el Evangelio de Juan, capítulo 1, Jesús es el Verbo, que significa también la Palabra misma. Los apóstoles dijeron de estos “cuestionadores de la autoridad” que eran más nobles que los que se lo creían todo sin pensarlo, porque habían llegado a la revelación de que ningún hombre tiene más autoridad que Dios, que ningún maestro bíblico tiene más autoridad que la misma Biblia, que el que quiere conocer la verdad, tiene que acudir al origen de la misma. Dice el Evangelio de Juan, capítulo 14, verso 6, que "Jesús es el camino, y la verdad, y la vida." Si quieres conocerle de veras, debes "estudiarle a cara descubierta”, con sinceridad de corazón, no creyendo que lo sabes todo, ni pensando que todo lo que te han dicho es verdad… porque pudiera no serlo.


¿Sabes por qué en la iglesia primitiva pudieron entrar falsos maestros con doctrinas perjudiciales?

¿Y por qué hoy día siguen entrando falsos maestros, (los puedes encontrar en los bancos, pero también podría haber alguno en los púlpitos)? El mundo entero muestra con desparpajo esta verdad, con gente que enseña en el supuesto nombre de Dios, cosas que Dios nunca dijo...

Pues la razón de que entren esas doctrinas erróneas es porque ellas encontraron congregaciones crédulas, no creyentes. Un creyente sabe en qué cree, pone su confianza en la Biblia, que le muestra como es Jesús y todo cuanto necesita saber para su salvación. Pero una persona crédula, es aquella que se cree TODO lo que le digan, es decir, que traga juntamente lo bueno y lo malo, sin distinguirlo, y luego… vive envenenada sin saberlo; el crédulo puede llegar a creer que Dios dice cosas que nunca pensó ni enseñó en realidad, porque ha creído antes lo que algunos hombres con mala intención (o quizás personas confundidas) le enseñaron algún día… Y PUSO SU CONFIANZA EN ESAS PALABRAS, SIN BUSCAR SI LAS ESCRITURAS los respaldaban en sus enseñanzas. Debieran haber aprendido de los discípulos de Berea, y haber escudriñado las Escrituras con detenimiento y honestidad.

Una consecuencia de ser ciegamente crédulo (recuerda que no es lo mismo que ser fielmente creyente en la base bíblica veraz), es ver hoy día a muchos cristianos "enfadados" con Dios porque piensan que Él los ha defraudado o no ha cumplido alguna promesa... Y no se dan cuenta que fueron hombres los que prometieron de parte de Dios sin que Él les dijera nada acerca de hacer tal cosa... ¡Si quieres explicaciones, pídeselas a los que te lo prometieron, no a Dios...! Quizás encuentres muchos errores sin fundamento en aquellas palabras humanas vertidas por "sabios pensadores"... y por sus frutos los conoceréis.

¿Por qué crees que Jesús previno a sus discípulos de la “levadura” de los fariseos? (Mateo 16:6) Porque sabía que sus palabras mentirosas (aunque religiosas y aparentemente piadosas) se propagaban con facilidad, y la gente las creía, pues venía de los que todos consideraban como “hombres de Dios” o “entendidos en la Palabra”; al fin y al cabo, los que las pronunciaban eran la mismísima “jerarquía de sus iglesias (sinagogas entonces)

Ten en cuenta que en la época de Jesús no había iglesias, sino sinagogas, y no había pastores, sino escribas, fariseos y saduceos entre otros, cada uno con unos criterios determinados de conducta (igual que hoy día hay diversas denominaciones, cada una con sus propios criterios) Podríamos decir que los fariseos estaban dentro de la iglesia (aunque no todos ellos eran sectarios, pues conocemos casos como los de Nicodemo, José de Arimatea y otros muchos). Los fariseos y escribas tenían puestos de autoridad religiosa, y Jesús (no yo) fue el que advirtió contra ellos, acerca de su levadura (es decir,sus doctrinas, como se aclara en Mateo 16:12) NO TODO lo que se dice es malo, pero recuerda, “un poco de levadura, leuda toda la masa”.

Dice en la carta a los Gálatas 5:7-9, “Vosotros corríais bien; ¿quién os estorbó para no obedecer a la verdad? Esta persuasión no procede de aquel que os llama. Un poco de levadura leuda toda la masa”

Hay alguien muy famoso que dijo:

“Una mentira, repetida muchas veces y por mucho tiempo, se transforma en una verdad” ¿Sabes quién? Adolf Hitler. ¡Vaya ejemplo!

La pena es que hoy día en las iglesias en las que se debería enseñar la plena verdad (y no solo una parte), se enseña algún que otro eslogan pegadizo, o diversos lemas que se repiten reunión tras reunión, hasta que se admiten como verdad. Quizás sean verdad... O quizás no.

Repito, esto no es una opinión personal, son palabras que se repiten a lo largo y ancho de la Biblia, así que el que quiera oír, que oiga ¿O acaso crees que hoy día ya no estamos en peligro de falsos maestros? Las Escrituras declaran que sí, que justo en los últimos tiempos, los que estamos viviendo ahora, esta amenaza se dará más incluso que antes. Hablando Jesús acerca de los últimos tiempos, dice: “Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos” (Mateo 24:11) Y mi pregunta es ¿Crees que esos mentirosos se pondrán un cartel de advertencia con la cita "Soy un falso profeta", colgado del cuello? Es más, ¿Crees que estarán escondidos en una serie televisiva o en las esquelas de un periódico? ¿A quién engañaría? A nadie: La mejor mentira es la que está llena de verdad, y se predica donde la gente cree estar segura de no recibir "mala información" ¿Dónde piensas que puede ser eso? ¡Acertaste! En los templos...

Hubo una época en la que la gente no tuvo una Biblia en sus manos para cuestionar si lo que la “religión organizada” les enseñaba era veraz. Pero se levantó gente como Lutero y muchos otros, que pudieron beber del mismo manantial de la verdad, de la Palabra de Dios, y comenzaron una reforma que permitió que hoy día, casi cualquier persona pueda tener una ejemplar de la Biblia en sus manos. No seamos pues necios, porque nuestros antecesores sufrieron una impuesta ignorancia, pero nosotros no tenemos excusa para no estudiar honradamente las Escrituras. La Reforma comenzó un día, hace siglos, pero no terminó con aquellos hombres, ni con la creación de determinadas denominaciones… La Reforma no terminará hasta que venga Cristo y nos muestre Su Luz Admirable, y en tanto que nos acercamos a ese día, la revelación sigue creciendo, no para, y cada vez podemos acercarnos más y más a la pura verdad que Cristo dejó a los primeros discípulos. “Mas la senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto.” (Proverbios 4:18)

Cuando Cristo regrese, buscará a una sola iglesia, que no tenga arruga, que esté bien vestida, que ande en santidad y no en doctrinas falsas, ni en enemistades, ni en luchas de poder, ni en contiendas, ni en pecado, ni en mediocridad, ni en tibieza... La voz de Juan el bautista sigue clamando en el desierto: ¡Arrepentíos!

"Pero (Juan) al ver que muchos fariseos y saduceos llegaban a donde él estaba bautizando, les advirtió: ¡Camada de víboras! ¿Quién les dijo que podrán escapar del castigo que se acerca? Produzcan frutos que demuestren arrepentimiento." (Mateo 3:7-8)

Concluyendo por ahora, la autoridad de Jesús, la autoridad de la Palabra, está por encima de la opinión de cualquier hombre. Tu opinión no cuenta, la mía tampoco; la que cuenta es la de Dios, y la única manera de conocerla es conociendo a Jesús mismo (la Palabra Viva), y conociendo la Biblia (la Palabra Inspirada) que son la carne de Jesús que hoy podemos comer. Dale a Dios la oportunidad de mostrarte como es de verdad, y quizás descubras que no es como algunos hombres “eminentes” te hicieron creer...

Pidamos al Espíritu Santo REVELACIÓN para discernir la verdad que nos hará VERDADERAMENTE LIBRES. Si no estás experimentando este tipo de libertad, quizás hayas aprendido hoy una posible razón para estar así. Buenas noticias ¡Dios no quiere que seas esclavo de nadie! ¡Quiere que seas amigo suyo!

lunes

¿400 Años de Esclavitud?

Estamos acostumbrados a pensar que el pueblo de Israel estuvo cuatrocientos años esclavizados en Egipto, construyendo ciudades para ellos, fabricando ladrillos de barro...
Cuando hacemos un estudio acerca de lo que la Biblia nos habla acerca de este hecho, descubrimos la realidad de estos hechos, pero también la inexactitud del tiempo real de esclavitud, debido a varios factores que hemos pasado por alto.
Antes de continuar repasando uno por uno los textos de la Biblia que hablan del tema, hagamos unas breves reseñas que nos pongan en situación:

1) Cuando hablamos de Egipto, nos imaginamos las fronteras que existen hoy día, pero cuando sucedió la historia de Abraham, Isaac, Jacob, José y Moisés, las fronteras eran otras. ¿Es eso importante? Veremos más adelante que sí.
2) Cuestión de términos. Tendremos que manejar con sabiduría los términos "opresión" y "esclavitud" pues no son lo mismo, y ese es el matiz que nos hace entender que la "dura servidumbre" no duró 400 años, sino menos de la mitad.
2.a) OPRIMIDOS: Sufrir abusos, estar apretados por alguna situación (personas o cosas).
2.b) ESCLAVITUD: Sumisión a una autoridad o poder tiránico que suprime la libertad.

Gen 15:13 (version RV60) Entonces Jehová le dijo (a Abram): -Ten por cierto que tu descendencia habitará en tierra ajena, será esclava allí y será oprimida cuatrocientos años.[7]
Gen 15:14 Pero también a la nación a la cual servirán juzgaré yo; y después de esto saldrán con gran riqueza.[8]
Gen 15:15 Tú, en tanto, te reunirás en paz con tus padres y serás sepultado en buena vejez.
Gen 15:16 Y tus descendientes volverán acá en la cuarta generación, porque hasta entonces no habrá llegado a su colmo la maldad del amorreo.[9]

Si nos fijamos en este texto, habla de que sería esclavizada (no dice cuanto tiempo) y oprimida (esos sí, 400 años)
De modo que en principio, no podemos asegurar que los 400 años se refieran a esclavitud como se entiende y define arriba, ni como tenemos entendidos, sino más bien, que todo ese tiempo, se experimentaron rachas de opresión, momentos de aprieto (que INCLUYE el tiempo de esclavitud)
Pero si ahondamos más aún, y en vez de buscar la traducción tradicional Reina-Valera, buscamos las palabras hebreas de las que se traducen estas dos, nos podemos llevar una sorpresa, pues en lugar de esclavitud y opresión, los originales citan:

Aw-Bad: Servir. Trabajar como servicio a otros, o a veces auto-impuesto.
Aw-Naw: Aflicción

De donde no podemos sostener en ningún caso 400 años de esclavitud, sino de aflicción, momentos en que se vieron forzados a servir (p. ej. Jacob a Labán, y el propio tiempo de privación de libertad en Egipto)
Además, si quieres ver algo más claro al respecto, nota que la nueva traducción RV del año 2000 ha cambiado su léxico notablemente, ajustándose a lo recién mencionado, pues dice:

(RV2000) Entonces dijo a Abram: Ten por cierto que tu simiente será peregrina en tierra no suya, y les servirán, y serán afligidos cuatrocientos años.

Resumimos pues que estos 400 años no fueron de esclavitud todos ellos, sino (y ahora sería bueno dar un vistazo al mapa adjunto y al texto que sigue) el tiempo que no poseyeron una tierra propia y tuvieron que vivir de prestado en otra tierra. Pero nota una cosa: ¡Desde el patriarca Abraham hasta el fin del Éxodo, todo el tiempo el pueblo hebreo se movió DENTRO de Egipto!
Eso explica que el siguiente pasaje bíblico (versión RV60) hable de HABITAR y no de ser esclavizados, y más adelante veremos que este tiempo no comprende solo el espacio de tiempo desde la muerte de José al éxodo, pues, como vimos en Gen. 15;16, la promesa le fue dada a Abram, aclaraba que abarcaría cuatro generaciones (esto es, Isaac, Jacob, José, y sus descendientes traídos por Moisés) pues la promesa empezaba allí, con Abram y en aquel lugar, y terminaría al paso de esas cuatro generaciones, en la tierra que dejaría de ser tras la conquista propia, dando fin al "vagar como extranjeros" del pueblo de la promesa:

Exo 12:40 El tiempo que los hijos de Israel habitaron en Egipto fue de cuatrocientos treinta años.[16] Exo 12:41 El mismo día en que se cumplían los cuatrocientos treinta años, todas las huestes de Jehová salieron de la tierra de Egipto.

Como aclaración a esto, podemos citar otro pasaje escritural que dice (versión RV95):

Gal 3.17 Esto, pues, digo: El pacto previamente ratificado por Dios en Cristo no puede ser anulado por la Ley, la cual vino cuatrocientos treinta años después [16]; eso habría invalidado la promesa...

Nota de la Biblia de Estudio Reina-Valera del 1995: [16] Cuatrocientos treinta años después: Alusión a Ex 12.40, según la versión griega (LXX), donde esta cifra incluye el tiempo que los israelitas estuvieron en Canaán y Egipto, o sea desde Abraham hasta Moisés.

Quizás ahora, teniendo en cuenta todo este contexto bíblico, y la diferencia de "conceptos" podamos entender mejor el texto siguiente (versión NVI):

Exo 1:5 En total, los descendientes de Jacob eran setenta. José ya estaba en Egipto. Exo 1:6 Murieron José y sus hermanos y toda aquella generación. Exo 1:7 Sin embargo, los israelitas tuvieron muchos hijos, y a tal grado se multiplicaron que fueron haciéndose más y más poderosos. El país se fue llenando de ellos. Exo 1:8 Pero llegó al poder en Egipto otro rey que no había conocido a José, Exo 1:9 y le dijo a su pueblo: "¡Cuidado con los israelitas, que ya son más fuertes y numerosos que nosotros! Exo 1:10 Vamos a tener que manejarlos con mucha astucia; de lo contrario, seguirán aumentando y, si estalla una guerra, se unirán a nuestros enemigos, nos combatirán y se irán del país."

Si nos fijamos en el verso 8, vemos que no hay una larga sucesión de faraones, sino que José muere, y sus hermanos, pero el pueblo sigue multiplicándose, de modo que pasa algo de tiempo (unos años, no muchos) y de repente, muere el faraón y su inmediato sucesor ve al pueblo de Israel como una amenaza, por lo que empieza la tiranía contra ellos (impuestos, trabajos forzados, e incluso la intención de matar a los recién nacidos varones, tiempo inmediato en el que nace Moisés, de quien conocemos bien la historia. Solo tienes que leer el primer capítulo del Éxodo, y continuar un poco el segundo, para ver la rápida sucesión de todos estos hechos. Si todo sucedió de un faraón a otro, no cabían los 400 años en medio (ningún faraón vivió eso) ni tampoco habría sido posible cumplir la promesa de Dios a Abram, la de volver tras la cuarta generación.
Si eso aún no nos convence, tenemos una buena orientación en la tabla de cronología bíblica que ofrece la Biblia de Referencias Thomson, donde (de modo no exacto pero si muy aproximado) data la muerte de José en el año 1635 a.C. y el nacimiento de Moisés en el 1571 a.C. ¡Solo 64 años de diferencia! De esos 64 años, algunos pasarían hasta la sucesión del faraón que entronó a José hasta la del que inició la esclavitud, pero es difícil precisar esto... Si te gustan los números redondos, la verdadera esclavitud faraónica podría haber sido de 40 a 60 años, a lo que habría que sumar el tiempo que transcurrió desde que Moisés nació hasta que volvió de Madián con el propósito divino de guiar al pueblo a salir libre de aquella situación, y el tiempo de las placas etcétera. Según la misma fuente, sucedió sobre el 1491 a.C. lo que nos daría una cifra relativamente exacta del tiempo de la cautividad: 144 AÑOS.


ANEXO: Sería interesante saber que el lugar donde habitaban los descendientes de José era de lo mejor de Egipto, y además fronterizo al este con los otros pueblos (no vivían mezclados con los egipcios), por lo que vio en ellos esa entidad de pueblo potencialmente peligroso.

Gosén (lugar de pasto)
Gosén es de importancia especial para nosotros porque fue el hogar de los israelitas durante su estancia en Egipto. Estaba en el lado oriental del Nilo y se extendía del Mediterráneo al mar Rojo; contenía 2.331 kms.2 de tierras aluviales, llanas y ricas. Era una sección excelente de Egipto y estaba admirablemente adaptada para hatos y rebaños de Israel y era amplio como para dar lugar al crecimiento maravilloso de los israelitas. El Nilo los separaba del resto de Egipto y lo hizo ser un pueblo separado. Es todavía un distrito hermoso y productivo, separado de Arabia por el canal de Suez. Es, por tanto, la provincia extrema hacia Canaán y parece haber estado cerca del palacio de Faraón de José. La aparente facilidad con que Moisés iba y venía de Israel a Faraón, a algunos los ha llevado a pensar que el rey vivía allí. Menfis era la capital, pero los primeros faraones podrían haber tenido palacios allí, y Ramsés II, el faraón del tiempo de Moisés, podría haber vivido allí parte del tiempo, pues Gosén es llamado "la tierra de Ramesés" (Génesis 47:11). Podría él haber vivido allí durante el tiempo de las cosechas.
José prometió Gosén a sus hermanos, Génesis 45:10.
Israel entró a Gosén y José los encontró e instituyó allí, Génesis 46:28-34. A petición suya, Gosén le fue asignado por hogar a Israel, Génesis 47:1-12. Israel prosperó y se multiplicó grandemente allí. Génesis 47:27.
Jacob fue llevado de allí a Canaán para ser sepultado, Génesis 50:1-14 (vea v. 8).
Dios no permitió las plagas allí como las permitió en el resto de Egipto, Éxodo
8:22; 9:26.

viernes

La Llave del Conocimiento


Según las normas de etiqueta, cuando alguien te invita, debes ser educado, máxime cuando te invita alguien respetable. Si lees la historia que comienza en el Evangelio de Lucas, capítulo 11 y verso 37, y si lo haces bien, verás algo interesante.

Un fariseo, es decir, un personaje de buena reputación, religioso y respetado por sus conciudadanos, invitó a su casa a Jesucristo a comer con él, acompañado de algunos personajes más (le acompañaban varios interpretes de la ley, según el verso 45). Era costumbre de estos honorables "hombres de Dios", cumplir con una serie de ritos; para ellos cumplir rutinas era normal; algunas eran completamente bíblicas, pero otras se habían añadido por las costumbres y usos de sus antecesores. Como ellos valoraban mucho la apariencia, se vieron sorprendidos por una gran "falta de etiqueta" de Jesús, que se sentó a comer sin seguir el rito acostumbrado... Lee bien, no pienses que Jesús iba con las manos mugrientas... Él era aseado, todo un ejemplo. Lo que no hizo fue cumplir con la costumbre de sumergir repetidas veces las manos en agua (y digo sumergir, porque el verbo griego del que se traduce lavar en este pasaje, no es otro que "BAPTIZO", cubrir completamente con agua... Curioso ¿verdad?)

Sin mediar palabra, porque la etiqueta requería que el fariseo siguiera aparentando humildad, leemos que se sorprendió, y en pleno asombro, vino otra "falta de etiqueta" algo que entendieron como un mal proceder de Jesús.

Quizás tú, bien recatado, viendo esto hubieras hecho lo mismo, te hubieras callado y lo hubieras dejado estar... Pero no, Jesús no actúa con hipocresías, Él había ido hasta allí para enseñar algo a sus anfitriones y a nosotros. Antes de que el fariseo se atreviera a incomodar a su huésped recordando su leve falta, el propio Jesús comenzó a calentar el ambiente. Directamente y "sin anestesia" le dijo al fariseo algo así como esto (cito entre paréntesis algunas acepciones del griego con que se escribió originalmente):

Ustedes se preocupan de lavar el plato y el vaso por fuera (lo exterior), pero por dentro están llenos de codicia (rapacidad, robo) y de maldad (depravación)
[Nota que tras esta introducción, empieza a elevar su volumen de voz, y posiblemente les llega a gritar, como indican los signos de admiración que aparecen más adelante en esta conversación]
Necios (estúpidos, ignorantes)... den de lo de sus platos a los pobres y serán limpiados. (Limosna, que aparece en algunas traducciones, viene de gr. "eleemosúne" que es compasión, beneficencia ejercida hacia el pobre, o benevolencia) algo así como "sean más compresivos y no tan tajantes"...

Si sigues leyendo, descubrirás "lindezas" salidas de la boca de Jesús, donde primero a los fariseos, y luego a los intérpretes de la ley, es decir a los "expertos", les dice cosas tales como:

Ignoráis la justicia y el amor, os encanta estar en primera fila para ser vistos y reverenciados por los demás, incluso en la iglesia, perdón dice sinagoga (¡!) Estáis muertos, pues sois como tumbas que no tienen lápidas encima, de forma que la gente camina pensando que pisa hierba y está pisando sobre vuestros sepulcros, no solo estáis muertos, sino que no avisáis para que otros no caminen por esos mismos senderos de muerte. Hipócritas (actores profesionales, simuladores de lo que no son de verdad) Abruman a los demás con cargas que apenas se pueden soportar, pero ustedes mismos no levantan ni un dedo para ayudarlos...

Puedes seguir hasta el versículo 52, donde está el pasaje al que quería llegar, no sin antes pensar en algo: ¿Todo este chaparrón por no lavarse meticulosamente las manos? ¿Tu hubieras montado este espectáculo a unos anfitriones distinguidos que te acababan de invitar?

No, no te confundas, Jesús era amplio en perdonar, y sobran ejemplos en las Escrituras que lo demuestran. Pero si algo no permitió Jesús (curiosamente era algo que Él siempre confrontaba) era la religión organizada, las estructuras establecidas... si estas estaban conformadas fuera del amor, la misericordia, la paciencia, la benignidad... No verás a Jesús hablando con semejante dureza a menos que tuviera enfrente a un hipócrita, a un religioso de bonita apariencia pero de interior vacío.

Ojo, Nicodemo, Gamaliel, Pablo, y otros más fueron fariseos también, pero evidenciaron frutos de amor y de tener sus mentes dispuestas al cambio de mentalidad que había de producirse, pues eran sinceros, honestos. Por lo tanto, no es esto un ataque contra tal o cual grupo, sino contra los que tienen apariencia de piedad, de entendidos en las Escrituras, contra los que usan las credenciales para decir que tienen una autoridad (dada por hombres), pero intentan ocultar que esta no les ha sido dada por Dios, porque esa se ve en el ejemplo irreprensible y sin tacha de los verdaderos ministros de Dios.

Puede resultar duro todo esto, pero la Biblia no la escribí yo, ni tampoco le dije a Jesús que se enojara así... Ni por supuesto puedo decir que esta historia fue para el pasado y que hoy ya no sirve ¡Ni mucho menos voy a decir que los fariseos son los "católicos"! (Eso se lo inventó un "evangélico" que encontró en ello un modo perfecto para desviar la atención de sí mismo, para no ser pillado "culpable" por estar comportándose del mismo modo) No excuso ni a unos ni a otros. Yo soy cristiano, a secas, y el que quiera "apellidos" que los use, pues hay muchos (entiéndase, católicos, ortodoxos, bautistas, pentecostales, luteranos, ecuménicos, protestantes de todo los tipos y colores, etcétera) Pero hay una sola Palabra Veraz, la Biblia; y hay un solo Dios y Padre, y un solo mediador entre Él y nosotros: Jesucristo.
Bueno, a lo que iba: Los fariseos y los expertos intérpretes de la ley, pensaban ser la "voz de Dios en la tierra" sin serlo. Pero me dirás entonces ¡Cuidado, no eran cualesquiera, eran la clase religiosa de la época! ¡Eran la "denominación" de mayor aceptación de la época!

Sí, ciertamente representaban la autoridad eclesiástica (los "apellidos" de entonces eran fariseos, saduceos, macabeos, esenios...) No todos eran así, no todos eran intolerantes e intransigentes, pero muchos sí. Por eso, antes de continuar, deberíamos meditar acerca de si asistimos semanalmente a una "sinagoga" donde nos predican los fariseos cuadriculados que solo se preocupan por lo externo, por la apariencia, por el llenar sus congregaciones, por rapacidad o ganancia, por rituales repetitivos, por estructuras que no se sostienen, por convencernos de que poseen la única revelación e interpretación posible de la sublime palabra celestial...

No pretendo acusar a nadie, pero el auto-examen es algo bíblico, y "tampoco lo inventé yo", de modo que...

En el versículo 52, Jesús culmina mostrando la razón de sus palabras. Él no se había enfadado porque pensaran mal de Él, sino porque conocía que esto que había sucedido no era más que una evidencia de lo oscuro de sus corazones, pues como les dijo:

¡Ay de ustedes, expertos en la ley!, porque se han adueñado de la llave del conocimiento. Ustedes mismos no han entrado, y a los que querían entrar les han cerrado el paso.

Esto es grave, pues cuando alguien se levanta diciendo que habla de parte de Dios sin ser cierto, arrastra tras de sí a los que le creen. Soy consciente de ello. Digo lo que digo sabiendo que puedes y debes examinar si es cierto todo esto que escribo. Te aseguro que sé que la condenación por "descarriar ovejas " está asegurada, de modo que todo cuanto escribo está más que meditado; de todos modos es tu obligación juzgar y discernir. Examinalo todo y retén lo bueno (1ª Tes. 5:21)

El tema es que los expertos religiosos no entraron ni dejaron entrar a sus seguidores ¡Cuidémonos, no sea que en algún lugar se esté repitiendo la historia!

Hoy día, cualquiera que lea este mensaje puede tener acceso a leer una Biblia, de modo que tenemos una seria responsabilidad, la de escudriñarla bien, buscando las verdades escondidas. No es tarea fácil, de hecho, en el mismo evangelio de Lucas podemos ver un versículo que "casualmente" sirve casi de colofón para estas palabras donde Jesús dice:

Esfuércense por entrar por la puerta estrecha, porque les digo que muchos tratarán de entrar y no podrán. (Lucas 13:24)

¿Por qué no podrán? Porque la llave de esa puerta, la llave del conocimiento (conocer a Dios), la tienen los "expertos de la ley" (Lc.11:52) los que por desgracia ni entienden ni dejan entender, los que anteponen sus criterios humanos a los divinos, los que dan mayor importancia a sus propios intereses (una gran membresía, prestigio, una economía bien próspera) a los de Dios.

El camino es duro, angosto, difícil, trabajoso... pero el premio que espera al llegar a la meta bien merece la pena. No dejemos que nadie nos desvíe, busquemos por nosotros mismos a Dios, si es que le hemos conocido, si le hemos recibido, si le hemos permitido morar en nosotros. Si es así, tenemos el Espíritu que muestra toda la verdad, el Espíritu de revelación: El Espíritu Santo. Si no, aún estás a tiempo de buscar la intimidad de tu habitación y de hablar con Él, y pedir que te perdone y te ayude a buscarlo en espíritu, y en verdad.

Termino recordando ese pasaje donde vemos que algunos se quedaron a la puerta del reino de los cielos, sin poder entrar:

Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios e hicimos muchos milagros? Entonces les diré claramente: Jamás los conocí. ¡Aléjense de mí, hacedores de maldad! (Mat 7:22-23)

¿No te da esto que pensar? Estos a los que Dios decía no conocer no eran incrédulos, no era gente mal vista por los demás (no te enojes conmigo, pues como te dije antes, yo no escribí la Biblia), sino que era gente usada para liberar endemoniados, para profetizar, para hacer milagros... No son esos los frutos genuinos de un "siervo de Dios", sino los que los fariseos olvidaron el día que invitaron a comer a Jesús: La justicia y el amor de Dios (Lc.11:42)

¿Qué es un MITO?


Un Mito es una cosa que no tiene una realidad concreta, que puede llegar a ser una fábula, una fantasía. Cuando un mito se confunde con algo real, la verdad se distorsiona. Algo así ha sucedido con el cristianismo actual, del que muchos escapan por el mítico concepto que tienen de él. Aún estamos a tiempo de hablar las verdades, a la luz de las Escrituras, la Palabra fiel y verdadera de Dios.